La actriz Asia Argento, pionera del movimiento #MeToo, ha sido acusada de haber querido pagar por rodar en 2006 una película en la Ciudad de la Luz de Alicante.
La intérprete, hija del mítico director Dario Argento, recibe esta acusación sólo un día después de conocerse que habría desembolsado 380.000 dólares para silenciar su presunta violación a un actor menor de edad en 2013.
Al igual que con el caso de la supuesta agresión sexual, ha sido el diario The New York Times el que ha destapado el escándalo de su intento de pago por rodar cine en Ciudad de la Luz.
Cabe recordar que el complejo cinematográfico alicantino se caracterizó, durante sus años de funcionamiento, por dar enormes cantidades de dinero a las productoras interesadas en trabajar en sus instalaciones.
Esta práctica fue, entre otras, la causante de su ruina económica y posterior cierre. Los documentos que obran en poder del rotativo neoyorquino demuestran que Asia Argento mostró su disposición a abonar una importante cantidad de dinero por usar los platós alicantinos para filmar una película de terror.
Sin embargo, el que fuera director general del complejo en aquel momento, José María Rodríguez Galant, le contestó por escrito que «de eso nada, mujer, faltaría más y encima viniendo desde Asia, que está muy lejos» (¿?).
El que fuera también diputado del PP la invitó a venir a gastos pagados a la ciudad a ella y a su equipo e, incluso, les ofreció una cuantiosa subvención por trabajar en los estudios de Aguamarga, con la condición de fotografiarse con el entonces presidente de la Generalitat Valenciana Francisco Camps.
«Que no, que no», replicó ella por escrito, «que quiero pagar, hombre, es lo normal cuando usas algo de otros«.
La obcecación del responsable del complejo en que viniera por su cara bonita hizo que Asia Argento renunciara y optara por trabajar en Cinecittà en Roma.
La publicación de este episodio en el New York Times ha originado una cascada de confesiones de cineastas en el mismo sentido.
Productores, directores y actores de Hollywood a los que se trató de convencer insistentemente para rodar en Alicante a cambio de jugosas ayudas económicas han creado el movimiento viral #MeTooByTheFace (Yo también por la cara).