Harta de que se le atribuyan constantes fallos en la predicción del tiempo, la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) ha anunciado hoy que incluirá en su protocolo de emergencias climáticas una nueva condición para activar alertas rojas en la Comunidad Valenciana: que la libido del presidente de la Generalitat Valenciana Carlos Mazón esté… por las nubes.
Antes del 29 de octubre se sospechaba que las fuertes precipitaciones ocurrían solamente cuando cantaba, pero ahora la decisión llega en el contexto del intercambio de acusaciones de culpabilidad entre unos y otros sobre el día de la dana en Valencia.
Como quiera que las malas lenguas han especulado acerca de lo que hacía o se dejaba hacer el jefe del Consell aquella infausta tarde, fuentes de la AEMET han señalado que «no queremos que otro desastre similar pille a los políticos y técnicos de turno desprevenidos, de modo que en cuanto detectemos niveles considerables de excitación del president lanzaremos una alerta roja».
Para ello se instalará una estación de control hormonal a las puertas de El Ventorro. Y es que expertos consultados aseguran que la correlación entre el estado lúbrico de Mazón y los fenómenos meteorológicos extremos es tan fuerte que, si el presidente está «calentito», el riesgo de inundaciones, tempestades o incluso tornados aumenta exponencialmente. Qué nivel, Maribel.
La oposición política de la Comunidad Valenciana, siempre atenta a sacar rédito, ha soltado su habitual lluvia de críticas y pedido que se cree un comité especial de seguimiento: «Queremos transparencia absoluta, horarios detallados y el historial de mensajes picantes del presidente. ¡Está en juego la seguridad pública!», ha reclamado desde Compromís Joan Baldoví.
Desde la AEMET recomiendan a la población estar alerta a sus boletines oficiales y a las sonrisas bobaliconas del presidente. «Si Mazón sonríe más de lo normal, o no avisa de su agenda política, llenen sacos de arena y busquen refugio», concluyen los especialistas, porque, advierten, «de aquellos polvos, esos lodos».
