Un alicantino que declaró, en el momento de su detención, ser votante de Vox fue arrestado hace un mes tras llegar a la costa en patera haciéndose pasar por inmigrante ilegal con el objetivo de que «le hicieran rápidamente una PCR».
El detenido, de 42 años, usó una barca destartalada que le prestó un amigo para simular que estaba arribando en plena noche de forma ilegal a la playa de la Albufereta.
La falsa patera en la que viajaba este hombre fue avistada de madrugada por las cámaras del Sistema Integrado de Vigilancia Exterior (SIVE) de la Guardia Civil.
Salvamento Marítimo interceptó la embarcación y la dirigió hasta el puerto de Alicante, donde personal de Cruz Roja pudo comprobar que su único ocupante, indocumentado pero aparentemente de nacionalidad española, se encontraba en buen estado de salud, aunque él mismo, sin parar de toser, refirió con insistencia tener sospechas de poder estar contagiado de covid-19.
Al presentar este síntoma, siguiendo el protocolo de Sanidad, se le realizó la prueba. Al cabo de cuatro horas, mientras permanecía todavía en los calabozos de la Policía a la espera de su identificación, se le comunicó que había dado negativo. Poco después fue puesto en libertad.
Sin embargo, una semana más tarde comenzó a encontrarse mal, con fiebre alta y una fuerte tos, por lo que acudió a su centro de salud, donde una nueva prueba diagnóstico determinó cinco días después que se había infectado de coronavirus, un contagio que, paradójicamente, él atribuye a su estancia en los calabozos policiales.
El votante de Vox trató de justificar su reprochable acción con el argumentario habitual del partido de ultraderecha, recurriendo a la falacia que responsabiliza de los nuevos brotes en España a la inmigración ilegal.
Lo que sí es cierto es que la situación en la Comunidad Valenciana es tal que los infectados están recibiendo el alta sin practicárseles test y las pruebas se están retrasando ya hasta 10 días por el colapso y la falta de personal en los laboratorios. Poca broma con eso.