Los tres socios del tripartito de Alicante hablaron seriamente tras los últimos enfrentamientos públicos entre ellos y decidieron limar asperezas para garantizar la gobernabilidad del Ayuntamiento lo que resta de mandato.
Lo hicieron quedando este pasado sábado en un parque de bolas, donde Echávarri, Bellido y Pavón lo pasaron de rechupete.
Al mediodía, agotados de tanto subir y bajar de los toboganes, de lanzarse bolas unos a otros y de hacer cabriolas en las camas elásticas, nuestros representantes municipales se comieron, sentados en unas banquetas de Ikea, unos sandwiches de Nocilla de dos sabores, salvo Pavón, que solo le gusta de la negra, que es a la que más acostumbrado está.
La jornada transcurrió sin apenas incidentes reseñables entre los tres, ya que la monitora del recinto solo les tuvo que llamar la atención un par de veces por meterse las bolas en la boca y por algún roce de nada al haber solo dos mandos de la PlayStation.
Al término de la informal reunión, Echávarri tuvo el detalle de acercar hasta sus respectivas casas a sus amiguitos a bordo de su flamante coche oficial, perdón, promocional.