Vamos a permitirnos en esta ocasión una licencia como es llamar cariñosamente Gabi al alcalde de Alicante Gabriel Echávarri. Más que nada porque nos hace fácil el trabajo. Hoy ha mostrado una bufanda de antielchero.
O nos pone difícil el curro, según se mire. Es complicado hacer chiste de lo que ya de por sí lo es. Gabi, ese hombre capaz de pisar un charco en el desierto del Gobi.
Un hombre capaz, como se verá en el futuro, de despedir por venganza a la cuñada de un rival político; de permanecer mudo en el Debate sobre el Estado de la Ciudad; de recurrir a la excusa de la herencia del PP pese a prometer en campaña que jamás lo haría; de pelearse con sus socios de gobierno cada tres por dos; de pasar de apoyar a su amigo Pedro Sánchez a traicionarle y dar su voto a Susana Díaz; de decir que los días de Enrique Ortiz en el Hércules estaban contados a sentarse en el palco cerca de él; de decir que llevaría los incumplimientos de la contrata de la basura a los tribunales a querer pagar más a la empresa adjudicataria; de presuntamente trocear contratos siendo edil de Comercio a dejarle el marrón a sus asesores…
Pero todo eso y mucho más se verá, como decíamos, en el futuro. Hoy la ha liado en Twitter con un mensaje en el que muestra una bufanda antielchera. Luego se disculpó, pero ya era tarde.
En la vecina ciudad estaban todos, como es normal, con las uñas fuera. Echávarri, un tipo diplomático, dialogante, que sabe estar. Un sabio entre los sabios, de tanto que tiene que rectificar.
Fuera como fuere, la única mentira de Gabi en ese tuit es la parte en la que dice que su madre le hizo guapo.
Por lo demás, el polígrafo de Viscalacant dice que la bufanda de antielchero de Echávarri dice la verdad.
(ACTUALIZACIÓN) Y vosotros os diréis: después de eso, el alcalde habrá aprendido la lección. Pues va a ser que no. Hoy, 20 de septiembre de 2017, horas antes del comienzo del derbi copero que enfrenta al Hércules y al Elche, Echávarri roza la reincidencia entre risas:
