Una ardua investigación llevada a cabo por Viscalacant ha permitido descubrir que el ingeniero del ascensor del Castillo de Santa Bárbara fue la misma persona que montó el andamio del edificio situado frente al Teatro Principal que se desplomó el pasado 8 de enero.
Se trata de Otis Schindler ThyssenKrupp, un alicantino de pura cepa pero de padre suizo y madre alemana. Precisión y fiabilidad corren por las venas de este ingeniero que se ha hecho en los últimos años muy popular en la ciudad, sobre todo entre los servicios de reparación de elevadores, cuya facturación anual deben en gran parte a su trabajo.
El ascensor del Castillo es, sin duda, su joya de la corona, la obra que le ha dado más fama y reconocimiento. Y es que esta infraestructura de dos elevadores interiores de la fortaleza alicantina acumula, desde su última reforma de calado, apenas 18 meses de trabajo entre vacaciones, bajas por avería y tareas de mantenimiento y revisión.
El Ayuntamiento de Alicante, inspirado en las buenas prácticas de la Diputación Provincial, ha decidido conceder un sueldo vitalicio al artífice de tan productivo ingenio mecánico.
Estos emolumentos incluyen la realización de tareas tales como el desmontaje acelerado de andamios (ya vimos el otro día un ejemplo de ello), el quita y pon de rótulos de calles, el montaje arbitrario de pantallas de protección en Luceros para las mascletás o la elevación a los altares de políticos investigados, entre otras.
«Todo lo que sube, baja» es el lema profesional y vital de Otis Schindler ThyssenKrupp, muy aficionado del Hércules CF, que de bajar sabe mucho, y en cuyo estadio ha llegado a colocar algunos carteles informativos:
«Fallas más que el ascensor del Castillo»
En el resto de España se dice «fallas más que una escopeta de feria«, pero en Alicante la frase es «fallas más que el ascensor del Castillo».
Esta infraestructura, metáfora perfecta del «funcionamiento» de los políticos de la ciudad -pasados, actuales y puede que futuros-, no estará operativa entre el 13 y el 22 de febrero.
Así informa de ello la web del Ayuntamiento:
Desde luego, el aviso parece firmado por el mismísimo Otis Schindler ThyssenKrupp, también experto en redacción. Analicémoslo con detalle. En cursiva y entre paréntesis, las preguntas que nos suscita tan elocuente y gramaticalmente pulcro texto:
En el Castillo está funcionando un ascensor en este momento (¿cuándo, ahora mismo, mientras lee el lector esto?), y que por reformas estructurales en ambos ascensores (¿uno o dos, en que quedamos?) permanecerán cerrados a partir del día 13 de febrero y durante una semana (¿seguro que es una semana?). Disculpen las molestias.
Dicen ahí una semana, lo que se contradice con el aviso dado en la página previa de la misma web municipal, que habla del 13 al 22 de febrero, ambos incluidos. O sea, diez días y no una semana.
Que no es lo mismo 8 que 80, ni 6 que 23.
Este error en las cuentas debe perdonarse, habida cuenta de que el minigobierno de Alicante ha demostrado no ser experto en números, salvo en lo referente a las divisiones. De fraccionamientos saben bastante. Presuntamente. Y no, esta vez la firma no era de Otis.