Así acaban las piernas de un turista cuando no funciona el ascensor del Castillo

ascensor del Castillo de Santa Bárbara

Todo castillo que se precie tiene fantasmas y alguna que otra maldición eterna pesando sobre él. El de Santa Bárbara en Alicante no podía ser menos. Fantasmas los hay y, como son de sobra conocidos, los dejaremos para otro día.

Hoy vamos a hablar de la maldición, que es la que afecta a los ascensores que suben y bajan a los visitantes. Desde que fueran instalados en 1963 no ha habido año en que no hayan estado fuera de servicio por avería.

Llegó un punto en que los aparatos estaban tan obsoletos y se perdía tal cantidad de visitas al año por las continuas averías que no hubo otra solución que cambiarlos por otros más modernos.

Sin embargo, ni con esas. Los fallos en el ascensor del Castillo de Santa Bárbara son un clásico del verano, fecha en la que más turistas lo requieren. Hace un par de años media docena de personas se quedaron durante dos horas encerradas en él.

Y cuando no son averías, los munícipes, los técnicos o quienes quiera que sean los responsables, siempre tienen el don de la oportunidad de programar tareas de revisión y mantenimiento en épocas del año de mucha demanda.

Los dos ascensores, cuando funcionan, hacen un recorrido por el interior de la montaña de 142,70 metros. A ellos se accede por un túnel de 204,83 metros situado frente a la playa del Postiguet.

Cuando no van, obligan a muchos turistas interesados en conocer la fortaleza a subir a pie. Este esfuerzo, con el lorenzo castigando a dolor, hace que las piernas de los intrépidos visitantes que logran la proeza acaben quemadas y a punto de explotar, como se puede ver en la imagen:

subir al Castillo de Santa Bárbara
Ni las piernas de un ciclista del Tour al término de la prueba acaban tan machacadas como las de los turistas que suben la cuesta del Castillo de Santa Bárbara a pie.

La concejala de Infraestructuras, Gloria Vara, conocida por éxitos como la excelente remodelación del acuario de la Plaza Nueva o por actitudes cordiales hacia los agentes de Policía que le multan, entre otros, ha adelantado a Viscalacant que el gobierno municipal baraja convertir el ascensor del Castillo de Santa Bárbara en un «pasadizo del terror sorpresa».

«Cuando se paren por cualquier fallo quedarán programados para que se apaguen las luces y suene música inquietante. Instalaremos en su interior una pantalla donde se emitirá una película de miedo o un pleno municipal íntegro en diferido. Así la gente que pueda quedar atrapada pasará de una forma amena las dos horas de encierro», explicó Vara, quien añadió que todo eso por 2,70 euros «no está nada mal, ¿verdad?».

La Concejalía de Cultura ha informado hoy (y esto es rigurosamente cierto) que el 31 de julio de 2017 los ascensores del Castillo de Santa Bárbara estarán fuera de servicio por reparaciones.

Pues eso.

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