La moda de los flotadores gigantes está trayendo de cabeza a los socorristas en España. El último episodio se vivió ayer en la alicantina playa del Postiguet, cuando uno de los vigilantes lanzó la voz de alarma al avistar lo que creyó que era un tiburón pero no era más que un flotador gigante de Megalodón.
Sus gritos de «¡Fuera del agua todo el mundo, hay un tiburón!» no alarmaron a ningún bañista. Todos hicieron caso omiso de su alerta. En Alicante sólo dan miedo las carabelas portuguesas y subirse al ascensor del Castillo de Santa Bárbara.
El socorrista comenzó, entonces, a chillar con todas sus fuerzas «¡Comida y bebida gratis en el chiringuito!» y rápidamente todo el personal salió corriendo del agua.
En ese momento, ya con la zona de baño despejada, se dio cuenta de que el presunto tiburón gigante no era más que un hinchable de 18 metros en forma de megalodón y a la deriva, probablemente una campaña publicitaria de la película del mismo título que puede verse ya en los cines.
«Este tipo de flotadores y acciones promocionales son más peligrosos que cuando los aviones lanzaban los balones de Nivea«, señala el socorrista, que ha sido despedido por arruinar el chiringuito de la playa.
Cuenta la leyenda que un honrado padre de familia nadó desde Dénia hasta Ibiza persiguiendo uno de esos balones hinchables y nunca más regresó de la isla. Pocholo era su nombre.
Los flotadores gigantes tienen muchas otras formas, además de la de tiburón prehistórico. Aquí puedes ver y comprar online, pinchando sobre cada imagen, diez de los hinchables más originales para regalar: