A grandes males, grandes remedios. El Ayuntamiento de Alicante ha contratado a los padres de los dos alumnos con movilidad reducida del colegio Voramar, que ante la rotura del ascensor del centro subían a cuestas a sus hijos y las sillas de ruedas por las escaleras, para que presten el mismo servicio en el elevador de la pasarela del Postiguet.
Esta última instalación, averiada desde mediados del pasado mes de agosto, no se puede arreglar, según indicó hace unas semanas la concejal de Infraestructuras, Cristina García, quien añadió además que el contrato de mantenimiento ha expirado. La intención, hasta ahora, era sustituirlo por otro nuevo.
Sin embargo, las imágenes de los padres del Voramar cargando a peso a sus hijos y sus sillas de ruedas ha abierto los ojos a los responsables municipales, quienes creen que su contratación resultará más barata que cambiar el ascensor entero y, por otro lado, garantizará que el servicio se reanude de inmediato.
«Coscoletas Up and Down»
Así las cosas, a partir de ahora serán los padres y madres de los dos alumnos quienes en turnos rotatorios de 6 horas cubran todo el espectro horario para ayudar a mayores, hombres y mujeres con carritos de bebé y personas en sillas de ruedas a conectar el Raval Roig con el paseo de la playa, y viceversa.
«Este ascensor del Postiguet humanizado será un atractivo turístico más, como los Rickshaws japoneses. Lo llamaremos ‘Coscoletas Up and Down, by Alicante City & Beach’. Además, tenemos que ahorrar, que el gobierno paralelo no se paga solo», han señalado fuentes populares para justificar esta innovadora medida.
Alicante ansía acabar de una vez por todas con su gafe con los ascensores, después de que el elevador del castillo de Santa Bárbara en los últimos años haya fallado tanto como el Hércules CF con sus directores deportivos. Aunque al menos estos últimos bajar, bajaban.