La tecnología de Apple siempre está a la vanguardia. Una prueba más es que el iPhone X también reconoce la cara de los políticos alicantinos.
Para los ciudadanos que los sufren es fácil, pero que una máquina logre ver la cara que tienen los pocogobernantes y la oposición de Alicante es un notable avance en inteligencia artificial.
El minigobierno del Ayuntamiento de Alicante ha encargado una partida de 29 terminales del nuevo iPhone, uno para cada edil, después de cancelar la subvención de 400.000 euros que había concedido a la Liga de los Hombres Extraordinarios y Sin Mujeres del Puño y la Rosa, una ONG con vínculos con los socialistas.
Se trata del excedente económico del presupuesto destinado a aumento de sueldo de asesores, por lo que el minialcalde, Gabriel Echávarri, espera que no genere suspicacias en la opinión pública el gasto en terminales telefónicos de última generación.
De hecho ha sido el propio Echávarri el encargado de testar un ejemplar de prueba remitido al Consistorio. El resultado fue de lo más satisfactorio, pues el smartphone reconoció su cara a la primera, como puede verse en la imagen que encabeza estas líneas. «Para ser franco, funciona genial», apostilló el regidor.
La compra de los iPhone X ha suscitado división de opiniones en los grupos de la oposición. En el Partido Popular han interpretado que se trata de una indirecta. «¿Es por lo de la X de Camps, no?», dijo con recelo el portavoz Luis Barcala.
Desde el grupo de Ciudadanos, menos Juanfran Escudero «que me lo había pedido para los Reyes», han rechazado el obsequio por proceder de «un equipo de gobierno ilegítimo y encabezado por un investigado», mientras que Compromís sólo lo aceptará si incluye el catalán como lengua opcional y el reconocimiento facial de perfil.
Los ediles de Guanyar Alacant, por su parte, han rehusado utilizar estos móviles porque entre ellos ya no se hablan. Ni en persona ni por teléfono.
Los concejales tránsfugas, en cambio, los han cogido sin rechistar porque «para poco que cobramos, como para no aceptar regalos».
Tras la prueba realizada por Echávarri, el resto de los políticos alicantinos del Ayuntamiento barajan usar el reconocimiento por huella dactilar para evitar sorpresas.