Virólogos españoles de reconocido prestigio pero que prefieren guardar de momento el anonimato por temor a posibles represalias han revelado, tras una exhaustiva investigación de dos meses, que el brote de coronavirus en España no habría sido importado de China sino que su origen estuvo en la exhumación del dictador Francisco Franco.
Así lo pone de manifiesto un informe firmado por un total de 15 expertos que sostiene que el «paciente cero» en España pudo ser alguno de los operarios encargados de desenterrar la tumba de Franco, quien se habría infectado del virus en ese momento (24 de octubre de 2019) y tuvo un periodo de incubación de un par de meses.
De ahí que Madrid haya sido el principal foco y epicentro difusor de la enfermedad en el país.
La teoría de estos científicos coincide en el tiempo con el inicio estimado de la pandemia en España, a principios de este año. Cabe recordar que si bien la primera muerte «oficial» por COVID-19 se confirmó el 3 de marzo, la víctima había fallecido el 13 de febrero.
Las conclusiones del estudio, que van a ser publicadas en los próximos días en la revista científica The Lancet, ponen de manifiesto que el cuerpo embalsamado de Franco, que falleció a consecuencia de un shock séptico, habría conservado de esa forma un virus que al ser «liberado» y en contacto con el aire mutó hasta devenir en la actual cepa del COVID-19, que en España ha tenido una incidencia especial, tal y como han publicado numerosos medios de comunicación.
Esta información pone todavía más contra las cuerdas al Gobierno de Pedro Sánchez, auspiciador de la exhumación del dictador, y explica que, paradójicamente, el dictador asesino sea, 45 años después de su muerte y de nuevo, el responsable del ambiente político y social guerracivilista que se vive en estos momentos en España.