El tripartito, en su afán por velar por el bienestar de los alicantinos y de los turistas, implantará una «zona roja» de la ORA en las playas de la ciudad para evitar imágenes como las de arriba.
Así las cosas, nadie podrá tomar el sol sobre la arena más de una hora y cuarto seguida sin ir a un cremómetro a ponerse protector solar, so pena de ser multado con 300 euros. A cambio de unas monedillas, el aparato ofrecerá la crema a través de un surtidor.
A partir de ahora, los revisores de la ORA añadirán a sus cometidos habituales ir tocando con cubitos de hielo por sorpresa la piel de los bañistas para detectar a los que estén rozando el punto gamba, esto es, cuando salga humo al contacto.
Por otro lado, el edil de Seguridad, Fernando Marcos, ha propuesto que los gorrillas de las zonas de aparcamiento próximas a las playas reorienten su actividad profesional y, en lugar de hacer el paripé dando instrucciones obvias de aparcamiento a los conductores, se ofrezcan a poner la crema en la espalda a los usuarios de la «zona roja» de la ORA en las playas.