Suma y sigue. La ministra de Igualdad, Irene Montero, ha vuelto a dejar boquiabierta a media España (la otra media ni la escucha) al decir durante un acto de Podemos que «ya que hemos logrado visibilizar el placer de las mujeres de cualquier edad y que hemos desestigmatizado la práctica del coito con la regla, ahora toca hablar del sexo anal con almorranas sin tapujos».
Montero ha detallado a «los, las y les españoles» cómo puede llevarse a cabo sin que la parte pasiva y que padece hemorroides, ya sea el hombre, la mujer o cualquiera de las variantes de identidad de género que han surgido desde que está su partido en el Gobierno, sufra daño alguno.
Se trata, según ha explicado la psicóloga y ex cajera de una cadena de electrónica, de «imaginar, justo en el momento en que se va a producir la penetración, que el PP obtiene mayoría absoluta en las próximas elecciones generales. El posible dolor causado por el falo o el juguete sexual haciéndose hueco entre las venas inflamadas del ano y la parte inferior del recto, será una minucia comparado con ese pensamiento».
Sexo anal con diarrea
Animada por los aplausos tras el chascarrillo, la titular del ministerio con el que las violaciones crecieron un 53% el año pasado y que ha rebajado las penas o excarcelado a decenas de agresores sexuales con su ley del «sólo sí es sí» ha precisado que el sexo anal con almorranas no es aconsejable ya que puede producir sangrados o fisuras anales, pero «de lo que sí hay que hablar sin vergüenza alguna es del sexo anal con diarrea».
Aunque a priori «pueda sonar un poco escatológico», apuntó Montero, las heces líquidas «actuarán como un lubricante natural» facilitando la penetración. No obstante, la ministra señaló que su recomendación personal es que «como el dedo no hay nada».
Y es que en su gabinete, de dedocracia, saben mucho todos, todas y todes.