La Amazonia, la mayor región de bosque tropical del planeta, está en peligro. Desde 1970 se ha perdido solo en Brasil una superficie forestal más grande que toda Francia. Pero esta deforestación podría empeorar de ser cierto el rumor de que esta zona será este próximo verano el destino vacacional del alcalde de Alicante, Luis Barcala. O como es llamado últimamente, Luis Bartala.
Las autoridades de todos los países por los que se extiende la selva amazónica conocen la fama que precede al mandatario popular en lo que se refiere a la eliminación de árboles, al haberles llegado imágenes de cómo han quedado, por ejemplo, la Plaza Nueva, la avenida de la Constitución, General Marvá o Mártires de la Libertad, convertidas todas ellas en homenajes al cemento donde la sombra brilla por su escasez, cuando no ausencia.
Eres un cachondo, Antonio. ¿Se pueden hacer barbacoas allí este verano? https://t.co/rmnvwJ2JH3
— Viscalacant (@ViscalacantWeb) May 2, 2023
En Alicante sólo se plantan pinos (y vallas)
La Amazonia no puede permitirse seguir perdiendo extensiones de selva, por lo que los pueblos indígenas seguirán de cerca la visita del alcalde de Alicante, quien recientemente defendió su gestión medioambiental asegurando que en la ciudad se plantaron el año pasado más de 3.300 árboles y arbustos. Un hacha de la reforestación urbana nuestro Luis Bartala.
Eso sí, debieron de ser todo pinos. Porque en Alicante no puedes dar dos pasos sin encontrarte con que algún perrito, y a veces hasta animales de dos patas, han plantado un pino en plena vía pública.
Y esos no se eliminan, sino que permanecen ahí dando buena suerte a quien los pisa. Como también permanecen las vallas. ¿Un ejemplo (otro más de tantos)? El pasado 17 de marzo publicaba el periódico Información que en la calle Sidi Ifni, cerca del Hospital General, hubo un susto por la caída de una cornisa.
Pues bien, a 2 de mayo, camino de cumplirse dos meses, siguen estando allí los cascotes, «protegidos» por las vallas que se colocaron aquel día y que impiden que los peatones tropiecen con ellos, pero también les obligan a andar por la carretera, con el peligro que ello conlleva, para poder llegar al semáforo y cruzar la calle. Qué mala sombra, ¿no?
Pues eso, que en Alicante o no hay o es mala.