Cara les ha salido la fiesta de Carnaval a dos trabajadores de una empresa de informática de Alicante que han sido despedidos después de insultar a su jefe, teniéndole delante disfrazado y sin saber, por supuesto, que se trataba de él.
La insólita escena tuvo lugar ayer durante el Sábado Ramblero. Lucas A. R. y Pablo José C. F. se habían disfrazado de Supermán y Batman para formar parte, junto a un grupo de amigos, de la Liga de la Justicia.
Los «superhéroes» se desplazaron, como cientos de alicantinos, a la Rambla de Méndez Núñez para disfrutar del Carnaval. Cuando ambos llevaban unas copas de más vieron cómo sus amigos charlaban distendidamente con otro grupo que iba disfrazado de los Teletubbies.
Tras los protocolarios elogios de ida y vuelta sobre la originalidad de los trajes, Lucas y Pablo José, ante el disfraz del nuevo grupo, comentaron que su jefe también tenía «cuerpo de Teletubbie, pero espíritu de hijo de la gran puta«.
Desvelar una infidelidad del jefe delante de su mujer
Lo que jamás se imaginaban ellos es que detrás de Tinky Winky, el Teletubbie de color morado, se encontraba su jefe. Una situación de «tierra, trágame».
De haberlo sabido no habrían hablado como lo hicieron, ni tampoco habrían comentado que no entendían cómo la encargada de Recursos Humanos de la empresa, «con lo buena que está», se había podido cepillar al «gordo cabrón del jefe» tras la última cena de empresa la pasada Navidad.
Máxime, con el agravante de que detrás de Laa-Laa, el Teletubbie amarillo, se escondía la esposa de su jefe, quien tras escuchar la conversación de los trabajadores de su marido se marchó apresurada del lugar.
Fue en ese momento cuando el director de la empresa se desprendió de la cabeza-máscara de Tinky Winky e hizo ver quién era a los desde ese mismo instante ex empleados suyos.
«Supermán y Batman, estáis despedidos. El lunes podéis pasar a recoger vuestras cosas», se limitó a decir el jefe.
Los informáticos destituidos estudian con sus abogados, que han sido quienes han hecho público este caso, recurrir su expulsión de la empresa amparándose en que hay jurisprudencia que señala que el hecho de que uno pueda insultar a su jefe no es motivo de despido laboral.
En concreto, hay una sentencia de la sala social del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña que obligó a readmitir e indemnizar a un trabajador después de insultar a su jefe.
Este operario también llamó «hijo de puta» al gerente de la empresa, pero el juez consideró que ese tipo de lenguaje es de «uso corriente».
Sin embargo, el apartado 2 del artículo 54 del Estatuto de los Trabajadores establece que «las ofensas verbales o físicas al empresario o a las personas que trabajan en la empresa o a los familiares que convivan con ellos» se consideran incumplimientos graves por parte del empleado y, por tanto, sí podrían justificar la decisión del empresario de despedirlo.