Sospechas confirmadas. Nada menos que un 85% de alicantinos reconoce que aprovecha el estruendo de las mascletás para tirarse pedos. Así lo indica la Encuesta de Hábitos Foguerers realizada por el mismo instituto que predijo la victoria de La La Land como mejor película en los Oscar.
Según este sondeo, la mayoría de los encuestados afirmó preferir la traca final del espectáculo pirotécnico para soltar sus flatulencias. El motivo no es otro que el de evitar ser descubiertos en alguno de los brevísimos momentos de silencio que se producen durante el desarrollo de la mascletà.
Además, el fuerte olor a pólvora que inunda la plaza de los Luceros y sus alrededores camufla el hedor de las ventosidades, por lo que la jugada es perfecta.
La encuesta da validez también a lo que hasta ahora no era más que una leyenda urbana: los pedos de ellas suenan menos fuerte, pero huelen más.
Este hallazgo ha llevado a algunos a conjeturar que de ahí viene la forma y el amplio diámetro de las faldas de las Belleas, ya que así esta prenda actúa a modo de burbuja de contención, evitando la salida directa de los gases al exterior y su posible combustión por la cercanía de los petardos.
«Las Belleas beben muchos refrescos con gas para no marearse ni desmayarse durante los calurosos días de fiesta. Y ese gas tiene que salir por algún sitio, por lo que es normal verlas tirarse pedos», ha admitido un miembro de la Federación de Hogueras que prefiere permanecer en el anonimato. «No hay más que fijarse que detrás de ellas no se suele poner nadie», añadió.
Los abanicos que usa el público de las mascletás no eran, por tanto, únicamente por el calor. Las lágrimas de algunos que creíamos que eran por emoción, puede que tampoco.