El tripartito de Alicante, en un intento por congraciarse con el populacho tras la mala imagen dada con sus continuos conflictos y el bochorno de la reposición de las placas franquistas por no hacer las cosas en tiempo y forma, ha lanzado una curiosa propuesta: dedicar una calle al hombre del maletín de las chuches.
¿A quién no le suena? Se trata de uno de los rostros clásicos de la noche alicantina, sobre todo del siglo pasado, en la era dorada de la fiesta en la llamada «La Zona» (calle San Fernando y alrededores) y El Barrio (casco antiguo).
Poco se sabe de este inefable señor de pelo blanco a lo Joaquín Luqui pero de pocas palabras, salvo su nombre, Ángel, y que siempre aparecía en las noches y madrugadas de la ciudad para venderte chicles y otras golosinas que llevaba en su inconfundible e inseparable maletín de plástico transparente y con compartimentos.
El portavoz del gobierno municipal, Natxo Bellido, ha afirmado que la calle «Hombre del maletín de las chuches» se ubicaría en alguna de las zonas antes citadas, si bien tampoco se descarta que sea en el entorno de Castaños.
Máxime cuando su compañera, la edil de Igualdad, María José Espuch, ha manifestado la necesidad de que en esa área de marcha tengan también calle propia las castañas, las rubias, los rubios, las morenas, los morenos, las pelirrojas, los pelirrojos, los calvos, las pelonas, las canosas y los canosos, con tal de «evitar discriminaciones por razón de color de cabello o ausencia del mismo».
El hombre del maletín de las chuches sería el representante del grupo de los canosos, por si había alguna duda.
«Es una persona que está en el imaginario colectivo de todos los alicantinos y merece un homenaje por su entrega», indicó Bellido, quien apuntó que ha sido de las pocas cosas en las que «tanto el alcalde como el vicealcalde y yo nos hemos puesto de acuerdo a la primera«.