¿Fake news o periodistas fake? La cagada de Cristina Seguí

Cristina Seguí fake news

Ha vuelto a pasar. De nuevo un artículo de humor de Viscalacant es tomado por real por miles de personas. Hasta ahí todo normal, no es la primera ni la segunda ni la tercera vez que ocurre.

A estas alturas parece demasiado pedir que todo el mundo tenga una mínima conciencia crítica y el prurito de descubrir si algo que le ha llegado por las redes sociales y le ha impactado es verdadero o no.

El problema es mucho mayor cuando eso le ocurre a alguien cuya profesión es, precisamente, contar la verdad. Que a un periodista le cuelen un gol así es grave. Muy grave.

Mucho se habla del daño que hacen al periodismo las noticias falsas, popularmente conocidas como fake news, que en inglés todo queda más molón, pero poco se dice, quizá por un rancio corporativismo en el sector, del daño que le hacen los que podríamos bautizar como «periodistas fake«.

La ex dirigente de Vox Cristina Seguí, articulista de OK Diario y colaboradora de Intereconomía, se ha ganado a pulso un carné en tan indeseable club.

Contextualicemos antes un poco.

El pasado 2 de junio publicamos un artículo titulado «Oltra a Rajoy: ‘Necesitará el valenciano para trabajar en Santa Pola'». En ese momento todavía no se sabía si Rajoy iba a continuar al frente del PP en la oposición o si volvería a su puesto como registrador de la propiedad en Santa Pola, como finalmente ha ocurrido.

Ilustramos la coña con un fotomontaje a partir de un fotograma del programa «Al Rojo Vivo» de La Sexta en el que aparecían ambos protagonistas, Oltra y Rajoy, además del presentador Antonio García Ferreras.

Rotulamos la inventada declaración de la líder de Compromís en respuesta a otra, igualmente falsa entonces aunque luego se convertiría en real, del que fuera presidente del Gobierno: «Volveré a Santa Pola«.

No tardaron los admiradores de Oltra y los detractores del PP en jalear y mover por las redes sociales lo que asumieron como una noticia real.

La audiencia de la noticia se disparó especialmente en Cataluña. Sobre todo en perfiles de usuarios que lucían el lacito amarillo, para más señas.

Ya entonces les daba igual enterarse de que se trataba de una sátira. Que la realidad no te estropee un sabroso retuiteo venía a ser la consigna de quienes viven aún en su república imaginaria.

La fiebre, como ocurre siempre, se apagó pasadas unas horas, sobre todo después de que, con mucho sentido del humor y cintura política, Mónica Oltra indicara a los crédulos que Viscalacant es un portal de noticias de humor y sátira, como reza en letras bien grandes nuestra portada.

El caso es que, cuando ya parecía amortizada la historia, nos encontramos con que la presunta periodista Cristina Seguí había tuiteado anteayer lo siguiente:

Vaya por delante que nuestro artículo, si a alguien podía molestar de algún modo era a Oltra, quien no obstante lo asumió, insistimos, con un encomiable sentido del humor.

Para quienes nos conozcan poco o nada y estén ahora tentados de decir que somos nacionalistas valencianos, por favor, lean antes esto.

Volviendo al tema, así contestaba la dirigente valenciana a Cristina Seguí:

Por si la cagada de la supuesta periodista no fuera grande, pese al aviso de Oltra de que se trataba de una noticia humorística, la comunicadora todavía metió más la pata al aportar como prueba nuestro fotomontaje, convencida de que era real. Además de exhibir unas formas muy poco elegantes, todo sea dicho:

Cualquier periodista con unos mínimos principios profesionales se habría dirigido a la fuente original de la publicación para tratar de contrastar su veracidad, como bien le apuntó Oltra:

Con esta simple acción, tan del «abc» de su profesión, se habría dado cuenta del ridículo que acababa de protagonizar.

Del mismo modo que, de no tener un talante tan sectario y engreído, le habría honrado pedir disculpas a Oltra, quien ya un poco hasta la figa, como se dice en tierras valencianas, de los ataques de los troll-hooligans seguidores de Seguí, replicaba así a la pseudoperiodista:

Nosotros, en cuanto tuvimos conocimiento de la movida, intervinimos para dejar claras las cosas y lanzar una crítica a la colaboradora de Eduardo Inda. Dios los cría…

A partir de ahí, continuó la riada de tuits de los partidarios y detractores de una y otra, pero Cristina Seguí se quedó calladita, que está más guapa si cabe.

El silencio fue al menos para nosotros, ya que tuvo a bien bloquearnos en Twitter. Creemos que podremos superarlo.

Desde otras cuentas amigas hemos podido ver que no hubo luego ni un atisbo de disculpa ni arrepentimiento por sus insultos gratuitos a Oltra, sino la típica huida hacia adelante.

Esto es, escribir muchos tuits y retuitear a tutiplén para tratar de «enterrar» rápidamente los mensajes de marras en el fondo de su «timeline«.

Pero no sólo eso, sino que todavía tenía ganas de guerra la musa de Vox:

Ante tal actitud y, repetimos, sin ser Oltra precisamente santa de nuestra devoción, hemos tenido que hablar claro.

Porque como nosotros no somos perros, nos da igual comer perro:

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