Quería ser convencional, huir de toda originalidad, escapar de los arriesgados juegos de palabras que usan otros compatriotas suyos y, sin pretenderlo, eso le ha supuesto el éxito. Eso, un providencial error y las chonis de Alicante, para ser más exactos.
Estamos hablando de Xiong Zhong, un comerciante que quería abrir en la zona norte de Alicante una tienda con el simple nombre «Bazar Chino» y que acabó poniéndole por error «Bazar Choni». Ese baile de vocales ha sido la fórmula que le ha valido un arranque comercial fulgurante.
Zhong explica que «me di cuenta de que había pedido mal el nombre del cartel cuando lo recibí, pero ya no se podía cambiar sin pedir otro nuevo, y yo no estaba dispuesto a asumir ese gasto adicional».
Cuál fue su sorpresa cuando se encontró «largas colas de señoritas» a la puerta de su local el día de su inauguración. «Ni el Primark, fue una locura», recuerda todavía emocionado y agradecido al vecindario de Juan XXIII y Virgen del Remedio, barrios de donde procede la mayoría de su clientela.
«Se hacían selfi en la puerta con el cartel y también dentro de la tienda», añade.
La tienda facturó en su primera jornada la friolera de 2.587,46 euros. «No paraban de venir chicas y mujeres en chándal y con tacones a llevarse de todo: pintalabios, pestañas postizas, gomas para el pelo, ropa de animal print, bolsos, chicles, fundas para el móvil…», indica el vendedor.
Zhong no supo lo que era una choni hasta el día siguiente, cuando un vecino que vive justo al lado de la tienda entró y, entre risas, le felicitó por «su sentido del humor».
Ante la cara de extrañeza del propietario del bazar, el vecino se percató rápidamente de que donde decía Choni la idea era que hubiera puesto Chino.
Entonces, como quien posee un valioso secreto, el vecino explicó a Zhong lo que es en España una choni. Y así fue como este empresario oriental se dio cuenta de que, sin buscarlo, había creado un reclamo para un público objetivo muy consumidor, con el que no contaba en un principio y para el que su establecimiento es ya una referencia.
Ahora, para mantener viva la llama, ha colocado altavoces en todos los pasillos de la tienda para poner a todo trapo música que las «princesas del pueblo» adoran, como Camela, Decai y cualquier tema de reguetón.
Del mismo modo, conociendo ya los gustos de su clientela de chonis de Alicante, el emprendedor chino ha lanzado productos a la carta que están triunfando, como esta «tapicería animal print» para motocicletas que, afirma con sorna, «me la quitan de las manos… A veces hasta literalmente».