Las calles franquistas de Alicante han considerado que una retirada a tiempo es una victoria y han decidido caerse solas antes de que el Ayuntamiento de la ciudad alcance un posible acuerdo para quitarlas.
Las placas que honran a nombres relacionados con el régimen del enano dictador con bigotillo (Aznar no, Franco) se han desprendido voluntariamente una tras otra a lo largo de la jornada de hoy con el fin de evitar que el minigobierno socialista se apunte el tanto de haber logrado eliminarlas.
De esta forma casi medio centenar de rótulos se han «suicidado» dejándose caer de sus respectivas ubicaciones y haciéndose añicos. «Como el tripartito«, dijo la placa de la División Azul mientras agonizaba.
La única de las catalogadas como calles franquistas de Alicante que se mantiene en sus trece es la placa de la plaza de Calvo Sotelo, que asegura no sentirse tal. «Más lo es la Plaza de los Luceros y con ella no se atreven, los muy cobardes», añade.
La placa de Felipe Bergé explicó a los medios antes de saltar al vacío que le resultaba «extraño cuanto menos» que no se proponga cambiar de denominación a la hoguera que también incluye su nombre.
El franquismo en el PSOE alicantino
La calle Comandante Franco sugirió antes de precipitarse que alguien otorgara tal distinción militar al dirigente socialista Ángel Franco para mantener la placa aunque fuera en su honor. No coló. Las propias familias socialistas, empezando por la franquista, fueron las primeras en rechazar la moción.
El cartel de la calle Vázquez de Mella, la primera en caer y que se erigió en portavoz de las placas suicidas, señaló que «no vamos a darle el gusto a Echávarri y sus cinco concejales de presumir de haber logrado lo que no se pudo hacer con los otros rojos y los nacionalistas, así que nos vamos pero porque queremos».
La Ley de Memoria Histórica se ha felicitado mucho a sí misma por esta inesperada cadena de suicidios colectivos de las placas fascistas, al tiempo que ha afirmado que es un gesto que les honra y que no caerá en el olvido.