La ministra de Justicia, Dolores Delgado, que ha pasado de negar haber llamado «maricón» y «nenaza» al también ministro Fernando Grande-Marlaska, a admitir que sí lo hizo como «insulto fuera de contexto», pero «no como expresión homófoba», afirmará dentro de tres días, sin rubor alguno, que es un «muerdealmohadas».
Así lo anticipa desde su celda el ex comisario Villarejo, que en estos momentos se encuentra manipulando la cinta en la que también escucharemos a la titular de Justicia llamar a su compañero y amigo «lameojetes», «bujarrón», «mariposón» y «sodomita», pero «dicho con cariño» y sin referirse en ningún momento a su condición sexual.
Delgado se indignará muchísimo más de lo que ya está. Y acabará dimitiendo con dolores. Porque no hay dos sin tres, y porque al Gobierno de Pedro Sánchez se le cae el discurso feminista teniendo entre sus filas como ministra a una mujer que prefiere que le den un «tribunal de hombres, de tías no quiero. Y no me llevo mal con las tías, pero de tíos sé perfectamente por dónde van. Y cada gesto, cada cosa…, por dónde va la historia».
Por su parte, la vicepresidenta del Gobierno, Carmena Calva, ha querido zanjar la polémica asegurando que Delgado, a la que ha tildado de «ministra marimacho o marimacha», debió decir también «maricona» y «nenazo» para referirse al titular de Interior, e incluir asimismo al ex ministro de Cultura, Màxim Huerta, «en aras de la igualdad».