Reciclar en Alicante es un deporte de riesgo. Un vecino del barrio de Carolinas Altas perdió anoche un brazo cuando trataba de introducir la basura en el contenedor de plásticos. (Nota: Hemos pixelado la imagen del miembro sobresaliendo del contenedor para no herir la sensibilidad de los lectores).
Como si estos contenedores de reciclaje guardaran oro en su interior, el hueco que hay para introducir en ellos los residuos es mínimo. Por si fuera poco, cuentan con una protección de cerdas de plástico, a modo de cepillo, que dificultan todavía más la tarea de ser cívico.
Este sistema, que se utiliza además de en el contenedor de plásticos también para los específicos de papel y cartón, ha motivado que cientos de alicantinos pasen de reciclar.
«Es que tardas un siglo y la mayoría de veces vuelves a casa con las manos pringás de la basura al apretujarla para que entre», afirma el presidente de la comunidad de vecinos del citado barrio, Nicolás Valverde Rojas.
El caso registrado ayer va a terminar de disuadir a la ciudadanía o bien va a obligar al Ayuntamiento a tomar cartas en el asunto.
La víctima de la amputación, Constantino S.M., de 58 años, bajó como cada noche, dentro del horario estipulado, cargado con las cuatro bolsas habituales en sus rutinas: orgánico, vidrio, plásticos y papel. «Que más que a tirar la basura, parece que me mudo», señala con humor pese a su trágico accidente.
Para el primero sólo tuvo que pisar la palanca que abre el contenedor y arrojar la bolsa dentro. Para el vidrio, no tuvo mayor problema que el de despertar a quien ya dormía en los alrededores debido a «la escandalera de los cristales que se rompen al caer en el interior del contenedor».
Para el caso del papel, empleó un ratito para doblar con paciencia las cajas de cartón de modo que pudieran entrar por el estrecho orificio del contenedor azul.
El problema llegó con el amarillo, el de los envases, cuyo orificio de entrada apenas deja meter un bote de Actimel. «Esa noche llevaba el envase del suavizante, el del fregasuelos y varias cosas más de tamaño ‘grande'», explicó Constantino.
«Empecé a estrujarlos como buenamente pude para intentar introducirlos, pero las cerdas del contenedor de plásticos estaban muy duras y costaba», relató.
Fue al intentar meter el «tragabolas» de sus hijos, que se había roto y no servía ya, cuando a consecuencia de la fuerza empleada se le metió el brazo en el interior del contenedor de plásticos. Pese a sus esfuerzos por sacarlo de allí, no lo logró. «El contenedor está preparado para que lo que entre, ya no salga», sostiene. Y así fue.
Los gritos de auxilio de Constantino no le sirvieron para recibir la ayuda de los pocos transeúntes que por allí pasaron, que debieron creer que se trataba de algún indigente que rebuscaba en la basura.
«Al cabo de un rato me sentí como el de la película 127 horas, empecé a no sentir el brazo y entonces tiré con la fuerza y el peso de mi cuerpo», apunta Constantino, que tiró tanto que se seccionó la extremidad con la hoja de entrada del contenedor. Por suerte, un indigente que iba a rebuscar en la basura le vio y pidió auxilio.
Con la millonaria indemnización del Ayuntamiento, Constantino se acaba de comprar el último grito en prótesis robótica para su muñón. «Eso sí, ahora va a reciclar su puta madre», sentenció.
los franquistas se olvidaron de franco
la gente de a pie de nueva generacion ni sabe que hizo
son personas como el redactor que con su odio lo unico que consigue es hacer mas publicidad
comentais noticias o intentais meter ideas a la gente en la cabeza..?
que edad tienes majo?
los militares franquistas mataron para no ser matados por franco
encambio los republicanos mataron curas practicamente por placer ya que dichos curas no atacaban…
nisiquiera existe esa protesis mentiroso
ahora vas y me censuras….
que narices pintaria franco en una noticia como esta…..
Querido Óscar, podemos facilitarle el teléfono de un especialista. Creemos que lo necesita. En serio. Ánimo.