Un hombre de Alicante ha descubierto con horror durante la víspera de Nochebuena que él, que tanto ha criticado a los cuñados, también es uno de ellos. Y es que uno no puede tener cuñado sin serlo al mismo tiempo. La condición de cuñado es como un espejo.
Esta toma de conciencia le ha sumido en una fuerte crisis de ansiedad, ya que sus ataques al cuñadismo han sido constantes en los últimos años, sobre todo a través de las redes sociales y en conversaciones con sus amigos, de quienes ahora también sospecha que puedan ser unos cuñados, como él.
Este hombre criticaba siempre que su cuñado fuera un sabelotodo y opinara de cualquier tema sin tener ni puta idea, lo que significa que él estaba convencido de que sí la tenía, algo que automáticamente también le convierte en un cuñado.
«Sólo sé que no sé nada», decía Descartes, quizá uno de los mayores cuñados de la historia, dado que si sólo sabía eso, algo sabía, y no nada.
Las conversaciones durante la cena de mañana en la familia de este hombre contarán con su silencio, puesto que no desea evidenciar ante los demás su condición de cuñado.
Tendrá que morderse la lengua para no replicar a su cuñado cuando empiece a defender a Vox, tema que concentrará las discusiones de más de media España durante esta Nochebuena.
En su cabeza, no obstante, sopesa la opción de admitir públicamente su condición de cuñado y así poder entrarle al trapo a su cuñado, a lo que éste seguramente replicará, como no podía ser de otro modo: «Te lo dije, si yo ya lo sabía«.
La política (cuándo cojones va a convocar elecciones el okupa, mira el coletas que se ha cogido la baja, lo de Cataluña lo arreglaba yo a hostias, etc) dará paso al fútbol.
Debatirán entonces sobre el Hércules, que empezó la temporada enamorando a la afición y en las últimas semanas viene sembrando dudas, algo que ambos ya sabían que ocurriría.
¿Y si al final sin cuñados en Nochebuena la velada fuera más aburrida? Si te surge la duda, seguro que tu cuñado te puede sacar de dudas.