Los restos de Franco descansarán definitivamente en Alicante después del sorprendente ofrecimiento hecho ayer al Gobierno central por el alcalde de la ciudad, el popular Luis Barcala, para que sean depositados en el acuario de la Plaza Nueva.
Los persistentes problemas en el sistema de refrigeración de la pecera, pese a la inversión de 120.000 euros realizada en la remodelación de esta infraestructura por el anterior gobierno encabezado por Gabriel Echávarri, obligan ahora a su cierre al no poder garantizarse la supervivencia de los peces.
De hecho, al menos una veintena de ejemplares ha fallecido en los últimos días, por lo que este habitáculo situado en pleno centro de la ciudad, que en el pasado también vio morir a otros 130, se muestra como un espacio de ideales condiciones mortuorias.
Aunque todo apuntaba a que, tras su exhumación del Valle de los Caídos, los restos del dictador serían trasladados a la capilla del cementerio de Mingorrubio en El Pardo, finalmente su destino parece que será Alicante.
La oposición en bloque ha expresado su «absoluto y rotundo rechazo» a la idea de Barcala, aunque algunos concjeales, fuera de micro, han reconocido que turísticamente sería un acierto porque atraería a multitud de visitantes.
Luis Barcala, más conocido como Que Así Se Llama, compensa de este modo al ala nostálgica de los votantes de su partido por la «afrenta» del cambio de nombres de las denominadas calles franquistas.
Además, el primer edil ha subrayado que tiene un «enorme simbolismo histórico» que los restos de Francisco Franco terminen en la ciudad que fue la última plaza republicana.
«Con esta decisión, que me consta que va a ser muy criticada, se puede configurar en Alicante una ruta preciosa sobre la Guerra Civil, ya que contamos con varios refugios de la época, el Campo de los Almendros, el monumento al Stanbrook en el Puerto y ahora los restos del general Franco», explica el alcalde.
La falta de techado en la plaza hará que los restos del sanguinario dictador estén para siempre cara al sol en una ciudad donde el astro rey luce 320 días al año.
El traslado de los restos de Franco a Alicante sólo obligaría a invertir en la instalación de una rampa de acceso para las personas con diversidad funcional y para los carritos de bebé, algo que no contempló en su día el tripartito, y al cambio de los cristales, ya que no se ve a través de ellos si no es de noche y con luces.
Todos estas modificaciones, no obstante, estaban ya previstas para la idea inicialmente prevista de convertir la pecera en un espacio expositivo sobre la fauna y la flora marina del Mediterráneo.
Las reacciones de los comerciantes de la Plaza Nueva sobre el traslado de los restos de Franco a Alicante están divididas entre quienes lo ven todo un acierto en cuanto a marketing y los que lo consideran un insulto a la memoria histórica de la ciudad.