Un asesino en serie en prácticas de Ibi se ha entregado a la Guardia Civil después de intentar disolver el cuerpo de su última víctima en Colacao y que le quedaran grumos, como puede verse en la imagen superior.
El aspirante a psicópata aseguró a los agentes haber llegado a lo más bajo de su profesión con este fracaso, por lo que tomó la decisión de confesar sus crímenes y entregarse a la Justicia.
El «serial killer becario» ahora arrestado era empleado de una funeraria, un trabajo que abandonó hace año y medio a pesar de que le hacía sentir vivo. «Pensé que podía relanzar el negocio desde fuera«, afirma.
Desde entonces estaba en el paro y esporádicamente hacía alguna que otra chapuza, pagada siempre en negro. «Mataba el tiempo, más que nada».
Fue en uno de esos momentos cuando, leyendo la etiqueta del bote de Colacao, se le ocurrió deshacerse de uno de los cadáveres que guardaba en el armario metiéndolo en una bañera con esos polvos que «en teoría», insistió con retintín en su declaración, se disuelven rápidamente.
«Tenía que haber usado Nesquik, cojones. Y quizá la leche no estaba bien fría. O el cadáver… No sé, si es que soy un negado», se mortificaba a sí mismo en el calabozo, a la espera de pasar a disposición judicial.
El Colegio Profesional de Asesinos en Serie de la Provincia de Alicante se ha desmarcado inmediatamente de las acciones del detenido. «No es por hacer sangre, que no somos sospechosos de que no nos guste, pero este hombre no estaba ni siquiera colegiado».
El ahora llamado «asesino del Colacao» considera esa actitud de sus compañeros de profesión «una puñalada por la espalda«, aunque ha señalado que tampoco esperaba un mayor grado de empatía.
«¿Que es para matarlos? Sí, lo es. Pero es que el mundo nos hace así, qué le vamos a hacer. Nos dejamos la vida en quitársela a los demás y luego, encima, la gente nos mira mal«.