Los botellones en la Comunidad Valenciana durarán como mínimo 6 horas en el momento en que entre en vigor el toque de queda planteado hoy por el presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig.
El anuncio no ha cogido por sorpresa a los habituales de estas citas socioalcohólicas, que llevan tiempo entrenando duro el hígado ante esta contingencia, si bien se les antoja «algo excesivo» el maratoniano tiempo mínimo de permanencia establecido, sobre todo teniendo en cuenta que se les aboca a practicarlo en recintos cerrados o domicilios.
El toque de queda va a cambiar sustancialmente el significado de la conocida frase «¿en tu casa o en la mía?».
Quienes no aguanten desde la medianoche hasta las 6 de la mañana y sean «cazados» de vuelta a casa podrán ser multados con nocturnidad y sin alevosía, ya que quien avisa no es traidor.
La medida propuesta por Puig, que en principio estaría vigente hasta el 9 de diciembre, ha tenido un rápido eco, pues todas las comunidades autónomas españolas, con la excepción de Madrid y el País Vasco, no han querido quedarse atrás y han comunicado que chuparán rueda, como han hecho históricamente, de los hábitos festivos de la región levantina.
Uno de ellos, el tardeo, ha visto el cielo abierto con esta nueva situación de confinamiento domiciliario nocturno, ya que el ocio se desplazará a las horas centrales del día.
Muchos se preguntan si, llegadas las fiestas navideñas, los políticos se atreverán a promulgar medidas similares que puedan limitar las tradicionales reuniones familiares, que a efectos de contagios de coronavirus son tan potencialmente peligrosas como los botellones en la Comunidad Valenciana.
La fiesta en un chalé de Alicante que confundió a dos policías con unos strippers
El toque de queda en la Comunidad Valenciana prohibirá, por tanto, la movilidad nocturna, con la excepción de los trabajadores que tengan turnos de noche, y las fuerzas de seguridad se encargarán de vigilar y sancionar las fiestas multitudinarias en domicilios y locales privados.
En este sentido, cabe reseñar el reciente caso ocurrido en Alicante, donde unas jóvenes que celebraban una despedida de soltera en el chalé de la novia confundieron con unos strippers a dos policías que acudieron al lugar tras las llamadas de los vecinos por el excesivo volumen de la música y el ruido procedente de la citada vivienda.
Las chicas, sin mascarillas y en evidente estado de embriaguez, trataron de desnudar a los agentes, que tuvieron que sacar la porra (la reglamentaria, entiéndase) para hacerles ver que eran policías auténticos y no strippers disfrazados.