«Quedan inaugurados los primeros Juegos del Hambre en Alicante». Con estas palabras y con un arco en la mano, la concejala de Sanidad del Ayuntamiento, Julia Llopis, daba hoy el pistoletazo de salida a la caza y captura de los peligrosos cerdos vietnamitas que desde hace ya años campan a sus anchas por la zona del cementerio de la ciudad y el polígono industrial anexo.
La edil del PP, preocupada por el creciente número y la agresividad mostrada por estos animales, que ya han llegado a atacar a humanos con nocturnidad y alevosía, ha apostado por emular los Juegos del Hambre de la popular saga literaria y cinematográfica, y propone el tiro con arco como método para atraparlos.
Llopis, esa mujer que parece estar siempre enfadada y que bien podría ahuyentar a los cerdos vietnamitas con cuatro gritos, espera que los animalistas no pongan pegas a los Juegos del Hambre en Alicante (qué ilusa, verás cuando se entere Marisol La Roja), y no ha dejado escapar la ocasión de echar la culpa de la situación al gobierno autonómico (un clásico suyo ya pese a su corta etapa municipal).
La Katniss Everdeen del PP alicantino se ha ofrecido voluntaria para abatir a los primeros ejemplares. «Me hace especial ilusión atrapar al cerdo vietnamita albino y no porque sea… un blanco perfecto», ha dicho con unas sorprendentes dotes cómicas.
«Cuando acabemos con esta invasión de cerdos vietnamitas en Alicante gracias al tiro con arco, estoy pensando en erradicar la plaga de mosquitos con nunchakus o quizá con katanas», añade la también responsable de Educación, Acción Social y Familia en el Consistorio alicantino.
Las primeras pegas a sus planes de exterminio porcino asiático han llegado del líder de la oposición, el socialistísimo Paco Sanguino, quien considera que para «dormir a estos animales no hace falta sedante; basta con que vaya yo allí y me ponga a soltar rollos como en los plenos».