Lo que iba a ser una jornada de bonanza económica y proyección turística para Alicante con motivo de la llegada de cuatro cruceros a la ciudad, algo inédito hasta la fecha, se ha convertido en un mediático suceso que a estas horas ya ha dado la vuelta al mundo.
Un grupo de alicantinos ha secuestrado en el castillo de Santa Bárbara a un número todavía sin determinar de los más de 8.000 pasajeros de los barcos que hoy han recalado en la ciudad.
Los hechos han sucedido este mediodía cuando unos cruceristas se disponían a salir de una de las salas de la fortaleza alicantina.
Según se ha podido ver gracias a las cámaras de seguridad, en ese momento llegaron unos alicantinos vestidos de zaragüells que, al grito de «Vamoraver, to er mundo al suelo«, ordenaron a los turistas permanecer en la citada sala, cuya puerta cerraron tras ponerle silicona y un poco de superglú en la cerradura.
Al cabo de media hora de encierro, los raptores no habían pedido todavía ningún rescate, por lo que las fuerzas de seguridad se encontraban desconcertadas.
Una llamada telefónica al Ayuntamiento que pedía hablar con Gabriel Echávarri pero que fue atendida por una persona anónima, quién sabe si el propio alcalde, permitió descubrir el motivo del multitudinario secuestro y las verdaderas intenciones de los raptores.
«Nos los vamor a quedar a todos. No queremos que se vayan. Hacía tiempo que no veíamos Alicante tan limpia y reluciente«, dijo el portavoz de los secuestradores.
«Creemor injusto que el Ayuntamiento mire más por la gente que viene a pasar diez horar en la ciudad que los que vivimor en ella todo el año«, prosiguió el cabecilla de los captores, quien añadió que «ellos se dejarán hoy un millón de euror en gasto pero norotros pagamor a diario nuestror impuestos».
«Así que hemos pensado que reteniendo a estos visitantes de excepción, los servicios municipales seguirán empleándose a fondo para que todo esté tan bien como hoy, especialmente con la cantidad de medios de comunicación que ha venido a cubrir la noticia de nuestro secuestro», señaló el portavoz.
«La política de un Ayuntamiento no puede ser que todo reluzca como cuando viene a casa la suegra y el resto del tiempo todo esté hecho unos zorros», abundó, para a continuación reclamar que les llevaran unas cocas de mollitas para «que las pruebe esta gente, que son unas pobres víctimas inocentes de esta situación».
Tras cuatro horas y media de encierro, los secuestradores departen amigablemente con los cruceristas, con los que incluso juegan a las cartas, según se ha podido ver a través de las cámaras de seguridad.
Mientras, en el Ayuntamiento, el tripartito discute sobre cómo resolver este nuevo entuerto.
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