Alicante, segunda ciudad más sucia de España según la OCU y cualquiera que la vea, presenta una imagen tan deplorable de limpieza que los afectados por el síndrome de Diógenes han decidido abandonar sus casas para vivir en la calle.
«Podemos alcanzar el primer puesto», asegura un paciente que sufre este trastorno que se caracteriza por la acumulación en el hogar de grandes cantidades de basura y desperdicios domésticos.
«Ni siquiera hemos contemplado bajar de nuestras casas nuestras pertenencias, ya que con lo que hay por las calles tenemos más que suficiente«, indica otra afectada por este trastorno.
Algunas de estas personas han decidido, eso sí, llevarse su sofá a la vía pública para emular la campaña «Alicante es mi casa» que presentó hace unos meses el actual alcalde, Luis Barcala, junto a su entonces edil de Limpieza, Israel Cortés.
El equipo de gobierno municipal baraja como medida extraordinaria para «cambiar la percepción que los alicantinos tienen de la limpieza de su ciudad» el alquiler «simbólico» de gafas de realidad virtual para pasear por las calles.
Estos dispositivos, que se ofrecerán durante los primeros meses de forma gratuita a los turistas, mostrarán la vía pública «siempre limpia como una patena«.
El edil de Limpieza, Manuel Villar, ha anunciado también la entrada en vigor de nuevas sanciones ejemplarizantes contra las conductas incívicas de los ciudadanos.
Este plan de choque, que ha sido bautizado por la oposición como Villarato, contempla las siguientes multas y castigos a quienes ensucien la ciudad:
- Arrojar colillas al suelo: subir a pie al castillo de Santa Bárbara.
- Tirar chicles al suelo: caminar descalzo durante una hora.
- No recoger los excrementos de las mascotas: se recogerán sin guantes.
- Sacar la basura fuera de las horas estipuladas: llevarse dos bolsas del contenedor a casa.
- No usar las papeleras: portar durante una hora un cartel con el lema «Soy guarro/a«.
- Orinar o defecar en la vía pública: abonarse al CF Intercity.
entiendo que seáis un periódico de Sátira y Humor pero hay que evitar herir la sensibilidad de personas que sufren enfermedades y o traumas como es este caso. El Síndrome de Diogenes es un trauma, no una enfermedad y la sufren más los familiares y vecinos que las propias personas, dicho esto, me encanta vuestro periódico.
Ya hemos cambiado enfermedad por trastorno. Gracias, pero di la verdad, que venías a dejar tu enlace 😉