A la edil de Acción Social del Ayuntamiento de Alicante, Julia Llopis, le han salido emoticonos de la cara, al igual que le ocurrió a la vicealcaldesa Mari Carmen Sánchez durante su recordado vídeo del «me aburro, me aburro mucho».
El contagio es evidente, si bien en el caso de Llopis los emojis no son de hastío, sino que reflejan claramente enfado, cabreo y malas pulgas.
Nadie es capaz de explicarse a qué se debe esto, puesto que esta mujer desprende buen rollo y positividad por todos los poros de su piel.
No hay más que oírla hablar para darse cuenta de que es una persona dialogante, con mucho talante y autocrítica. Y al que ose decir lo contrario, lo revienta vivo (dialécticamente) con expresiones tan elegantes como «el que más ladra no es el que más razón tiene». Y punto pelota.
En esta entrevista que le hizo ayer la Cadena SER ya se le nota, nada más saludar, que va calentita. Escuchen, por favor, la entonación de su «Hola, buenos días» (minuto 01:05), todo un anticipo de lo que vendría después.
Las malas lenguas (concretamente las de los diabólicos comunistas) atribuyen este curioso fenómeno de los emoticonos sobrevolando el rostro de Julia Llopis a las críticas que está recibiendo la gestión de los servicios sociales en Alicante durante la pandemia del coronavirus.
La edil, cuya torrentiana forma de expresarse es similar a la del ministro José Luis Ábalos, ha defendido en todo momento, y en la entrevista anterior no iba a ser menos, el gran trabajo desarrollado por su área a través de la Oficina Municipal de Emergencia Social (OMES).
Para Julia Llopis las quejas de las asociaciones vecinales y colectivos sociales que han denunciado el abandono del Ayuntamiento a las barrios más vulnerables de la ciudad, como es el caso de la Zona Norte, responden a que detrás de ellos se encuentran militantes de otros partidos políticos.
Preguntada sobre la sede de la OMES, que es un número 900, la concejala revela que recibe 1.000 llamadas diarias. Viscalacant ha tenido acceso en exclusiva al lugar donde se encuentra ese teléfono y ha podido fotografiarlo:
«Si es que los vecinos se quejan de vicio, hombre. Que vendan los teléfonos con los que llaman al 900 y dediquen ese dinero a comprar comida para no pasar hambre», se oyó decir durante la entrevista a alguno de los emoticonos cabreados que orbitaban la testa de Julia Llopis.
Y respecto a la queja de oficio abierta por el Síndic de Greuges para examinar la gestión municipal en los barrios más vulnerables de Alicante, la edil del PP declara que está teledirigida por el PSOE, atribuyendo de esa forma a los socialistas de la ciudad un interés y una mínima capacidad de trabajo que está todavía por demostrarse.