Las madres de los bomberos de Alicante irán a la Banyà para que «nos lo digan a la cara»

madres de los bomberos

Hartas ya de ser vilipendiadas Hogueras tras Hogueras y después de que el intento de Amstel en 2015 con la canción «Mójame, por favor» no calara (nunca mejor dicho) demasiado, las madres de los bomberos de Alicante han anunciado que se presentarán en todas las banyàs que puedan «para que se nos digan las cosas a la cara, si tienen huevos».

Este colectivo, autobautizado como «Las Madres Quemadas», pretende así erradicar de una vez por todas los insultos que el personal le dedica a sus vástagos la noche del 24 de junio, durante el desempeño de su trabajo, clave para tener un húmedo y feliz final de fiestas.

«Eso de llamarles ‘¡hijooooos de puuuuuta!’ no es ni justo ni correcto, porque nosotras somos mujeres muy decentes; la mayoría, de hecho, de las que solo han conocido un varón en la vida«, afirma Pura Sánchez-Beato, portavoz de la agrupación.

«Confiamos en que, sabiendo que estamos allí, entre ellos, escuchándoles, los injuriadores se corten, sean educados y disfruten de la Cremà y la Banyà sin necesidad de soltar improperios», añade la representante de Las Madres Quemadas.

En caso de que ni con ésas se arregle la situación, la agrupación de afectadas avanza que demandará a todo aquel o aquella que les agravie. «Vamos a grabarlo todo con el móvil para tener pruebas», advierten.

Cuando los que vituperen a los bomberos sean menores de edad, las madres no descartan llevarles de las orejas hasta donde estén sus padres para que les castiguen, si bien se temen que «estos puedan ser igual o peores que sus hijos» y se líe la marimorena.

«No pensamos tolerar ni lo de ‘Bomberos, cabrones, que no tenéis cojones’ porque tenerlos, tienen y bien puestos. Como los del caballo de Espartero para salvar cuando lo necesitan a esas mismas personas que les insultan», afirman indignadas estas madres.

En poco más de un mes sabremos si esta campaña presencial funciona o, por el contrario, Alicante seguirá siendo la única ciudad de España donde se permite a una multitud insultar a unos funcionarios que no están desayunando o almorzando.

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