La madera de los árboles talados en Alicante se destina a fabricar ouijas

árboles talados en Alicante

Tras el ridículo nacional protagonizado por el Ayuntamiento por la oferta, retirada tras la polémica, de un curso de tarot para el éxito empresarial de mujeres emprendedoras, un nuevo escándalo relacionado ahora con los árboles talados en Alicante se cierne sobre el gobierno municipal. ¡Más madera!

Y es que una investigación llevada a cabo por Viscalacant ha logrado revelar el verdadero destino de los árboles que se vienen arrancando de forma indiscriminada a lo largo y alto de la ciudad.

¿Dónde están las melias?

Uno de los misterios que más han intrigado en los últimos tiempos a los alicantinos es el paradero de las melias de la avenida de la Constitución que, tras ser trasladadas al parque Sergio Melgares de Playa de San Juan, de un día para otro desaparecieron sin más.

Pues bien, el enigma ha quedado resuelto al haber admitido el alcalde Luis Barcala Sierra a sus círculos más íntimos lo que era un secreto a voces: que esos árboles no lograron adaptarse al nuevo terreno, por lo que finalmente se tomó la decisión de sacrificarlos.

Lo más llamativo, no obstante, ha sido el uso que se ha dado a la madera de sus troncos y ramas, ya que ha servido para fabricar ouijas.

El equipo de gobierno y el ocultismo

Para quienes no tengan tantas tablas (nunca mejor dicho) en el mundo del ocultismo como el equipo de gobierno municipal, la ouija (la RAE recomienda usar el término güija) es un tablero con las letras del alfabeto y otros signos que se utiliza en las sesiones de espiritismo para hacer deslizar un vaso o algún otro objeto con el objetivo de interpretar, a partir de sus movimientos, mensajes del más allá transmitidos por los muertos o por fuerzas diabólicas.

Tras el proceso de trituración y conglomerado de la madera de los árboles talados en Alicante, la partida de las melias ha dado, según fuentes del más acá, para elaborar un total de 66 ouijas que el alcalde usará para tratar de averiguar quién fue el responsable de que se haya perdido una subvención de más de medio millón que otorgaba la Diputación al habérsele pasado el plazo para presentar la solicitud.

O lo que es lo mismo, quién de los suyos no da un palo al agua. De ahí, probablemente, que necesite tantas ouijas.

¿Conoceremos la identidad del autor del gravísimo fallo o será la única cosa de Alicante que logre quedarse en la sombra?

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