El alcalde de Alicante, Luis Barcala, lleva semanas usando muletas tras haberse sometido a una operación de cadera a causa de un brusco giro que realizó al intentar ser en la vida política tan enrollado como pretende mostrarse en Facebook.
El primer edil, un tipo de semblante adusto y rictus serio por naturaleza, y al que sus adversarios le afean tener poca cintura política, se ha propuesto desde hace tiempo parecer próximo y simpático a través de sus publicaciones en las redes sociales, sobre todo mediante unos vídeos en Facebook donde aborda temas de todo tipo, tengan que ver o no con la actualidad municipal:
Fútbol, playas, helados, botellones… El resultado de estas grabaciones, en lo técnico al nivel de la mayoría de nuestros montajes y con unos cromas dignos en algunos casos de película de serie Z, no termina de cuajar.
Y es que esos primeros planos de Barcala, con esa alegría impostada, rodeado de emojis animados y en plan dicharachero, le van como a un Cristo dos pistolas o como a Vanessa Romero un aire acondicionado en el dormitorio.
Además, ya se han dado casos de niños que han tenido pesadillas después de ver alguno de esos vídeos de Luis Barcala, quien fisonómicamente es el trasunto en carne de un villano de las películas de Disney.
El alcalde de Alicante, que aun cuando sonríe parece que está enfadado, es conocedor de sus puntos débiles y por eso trata, con estas campañas, de suavizar su imagen pública en un intento de alcanzar la popularidad entre el populacho con la que contaba Sonia Castedo antes de que sus imputaciones judiciales la obligaran a abandonar el ruedo político.
La lesión de Barcala, cuya operación no fue «retransmitida» como hiciera el ex concejal de Ciudadanos Juanfran Escudero con su liposucción, pero casi, sí le ha ayudado a dibujar su imagen de compromiso con el trabajo, al acudir con muletas a actos institucionales pocos días después de pasar por el quirófano.
En cambio, la búsqueda del carisma quizá se le eternice tanto a Barcala como algunas obras de la ciudad, como por ejemplo las de la avenida Padre Esplá o las de la Explanada, que deberían estar ambas acabadas y nos las estamos comiendo entrado ya el mes de agosto. Y esto sí es para torcer el gesto.