La ola de calor en Alicante está haciendo estragos hasta en el lenguaje popular. La popular frase «Me la suda» o «Nos la suda» ya no es oficialmente un desplante, sino un hecho.
A partir de ahora, cuando un alicantino le responda a algo de ese modo, no se sienta agraviado ni piense que forma parte de nuestro tradicional menfotismo. Es que literalmente nos está sudando la aludida.
No es lo único que está cambiando la ola de calor en Alicante. Los alicantinos están poniendo la calefacción en pleno agosto para estar más frescos.
Así lo confirma Iberdrola, que ha notado un incremento del 5260% en el consumo de electricidad respecto a otros años por las mismas fechas.
«Al principio pensábamos que era por el excesivo consumo de aire acondicionado, pero luego nos dimos cuenta de que no, que en realidad se trata de la calefacción, que gasta todavía más«, indica un responsable de la compañía.
La gente pasa menos calor poniendo la calefacción que a temperatura ambiente. Incluso se ha detectado que la gente acude a los negocios de pollos asados para ver a otros sudar más.
Por otro lado, el CNI, en colaboración con Cuarto Milenio, investiga dos fenómenos extraños en Alicante.
Uno de ellos es la huelga de chicharras y grillos, que al parecer no pueden cantar con tanto calor.
Primero los taxistas y ahora las chicharras. En Alicante nos estamos quedando definitivamente sin servicios imprescindibles.
El otro caso bajo investigación es el sueño húmedo colectivo de los alicantinos. Muchos de ellos se están levantando con las sábanas mojadas y aseguran no recordar haber soñado con nada erótico.
Las abuelas de la provincia, por su parte, han denunciado el abandono por parte de sus hijos y nietos durante estos días. «Nos hemos quedado con las sopas tan ricas que les habíamos preparado puestas en los platos. No sabemos por qué no han venido», afirma Clotilde Gómez, portavoz del colectivo de damnificadas.
Otro de los inusuales casos registrados con motivo de la ola de calor en Alicante ha sido el cierre de las puertas de El Corte Inglés «para que no se salga el aire».
Históricamente todos los accesos a esta superficie comercial han estado siempre abiertas, sea cual sea la estación del año y el tiempo que haga.
Sin embargo, el choque de temperaturas entre el interior y el exterior estaba ocasionando estos días la parálisis muscular de muchos clientes, lo que generaba agolpamientos humanos en las entradas y, en consecuencia, menos ventas. Pero eso al resto… ¡Nos la suda!