Fieles a nuestra cita con el cine en el fin de semana, esta semana os traemos un título que no es nuevo, pero ha estado de candente actualidad: «Le llamaban réplica del Santísima Trinidad».
La película protagonizada por Terence Hill, en la que interpreta a Trinidad, un pistolero mugriento y amante de la vida reposada que atraviesa medio desierto remolcado por su caballo, ha tenido su propia versión marítima esta semana en Alicante.
Hablamos del adiós a la réplica del Santísima Trinidad, un inquilino que durante seis años ha estado atracado en el Puerto de Alicante y que esta semana, por fin, se ha despedido de la ciudad después de que la Autoridad Portuaria decidiera no renovar la concesión que expiró a finales del año pasado, tras una inspección de Capitanía que recomendaba su reparación.
No ha habido demasiada polémica en las redes sociales con la desaparición del bar flotante al que algunos alicantinos ya se habían acostumbrado.
La decisión del Ayuntamiento sobre la réplica del Santísima Trinidad ha sido celebrada mayoritariamente (de las pocas) puesto que se recupera una vista oculta durante estos años.
Todo esto a pesar de que el último propietario del barco haya recurrido ante el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana el traslado al muelle 7 del Puerto del «artefacto flotante», según lo calificó él mismo.
En el vídeo que pudimos ver en INFORMACIÓN del traslado, el dueño denunciaba a gritos que le estaban «rompiendo el barco» durante el remolcado y que eso era «lo que quería el alcalde».
Semanas antes, durante la manifestación antitaurina, este hombre tomó el micrófono en la plaza del Ayuntamiento para denunciar su caso, equiparándolo con la causa de los animalistas y arremetiendo duramente contra Gabriel Echávarri.
Ahora solo queda que se quite de la Plaza del Mar el velero flotante (sobre el aire) promocional de Piratas del Caribe, ups, perdón, de la Volvo Ocean Race, que queda ahí igual de bien que el monumento a los militares.
Una auténtica hostia a la vista, casi como las que repartía el bueno de Bud Spencer.
Para acabar el sainete, perdón, la película, hoy nos desayunamos con unas declaraciones del comandante naval de Alicante, José Ramón Villaespín, en las que acusa a los «rojos locales» de quitar la réplica del barco Santísima Trinidad del puerto «para que esa esquina del puerto sea un símbolo de republicanismo».
El pobre hombre lamenta que hayan trasladado la réplica del barco «ante la complicidad de las autoridades nacionales«, bien conocidas por su querencia hacia los rojos, y la «pasividad de la Armada«, ignorando que la mayoría de sus integrantes andan estos días por Wimbledon.
No ha tardado en responderle el concejal de Cultura, Daniel Simón, quien ha negado que desde el gobierno municipal que se pretenda convertir esa «esquina» del puerto en un símbolo del republicanismo, ya que no está confirmado si el Stanbrook era un buque de verdad o sólo otro «artefacto flotante», ni si ayudó a republicanos o también a gente que pasaba por allí en ese momento y quería darse una vuelta en barco.
Sea como fuere, poco a poco el Puerto de Alicante va quitándose de encima pastiches. Primero fue la feria de la fachada del Casino y ahora el «artefacto flotante» al que le llamaban Trinidad.
Si te has quedado con más ganas de cine, puedes leer más sobre otra película de ambientación marina que se está grabando en Alicante: «Polvo Ocean Race».
Soy Daniel Simón y solo quería decir que ni a mi ni a la concejalía de cultura nos consta ninguna petición de reunión para hablar del Santísima Trinidad ni nada parecido. Un saludo.
Me encanta vuestra película, pero no recuerdo el final. De momento están destrozando el barco en el muelle siete mal atracado sin electricidad y con golpes de mar, nosotros los reparamos para que termine rompiéndose, ni ofreciéndolo como museo, punto de información turística o lo que fuese bueno para el ayuntamiento y la ciudad, han querido recibirnos ni Echevarri, ni el concejal de cultura que hoy vuela contra el comandante y aparece, ni turismo. Seguir así con opiniones partidistas que Alicante quedará como donde se rodó la película, como un desierto, y puede ser que más de uno se ria de esta ciudad viendo la película y su final, pero alguno también llorará.
Gracias por vuestro apoyo. Rafael Ibáñez, ¿Os conozco? ¿Os debo algo? Vaya tela.
Hola Rafael, no nos debes nada. Nosotros a ti tampoco. Un apunte sobre tu comentario: todas las opiniones, por el mero hecho de serlo, son partidistas. Lamentamos que la nuestra, como la de tantos alicantinos, no te guste. No creemos que Alicante vaya a sufrir el Apocalipsis que pintas por perder tu arfefacto flotante. Hasta 2011 sobrevivió sin él y ahora lo hará igualmente. Suerte. Saludos.