La periodista María Gómez, que ha estado estos días en el centro de la polémica primero por su denuncia del acoso en el Mundial de Rusia a las reporteras por parte de algunos aficionados y después por sus elogios en antena a la belleza de los jugadores de Marruecos, ha anunciado que deja su trabajo en Mediaset con el fin de aspirar a convertirse en concejala tránsfuga en Alicante.
Tras una ardua investigación, la joven ha llegado a la certera conclusión de que «es la única forma de que a una le digan de todo menos guapa«.
Además, según ha podido ver, sus intervenciones en los plenos municipales no diferirán mucho del nivel mostrado en sus retransmisiones, si sigue la línea de la actual edil no adscrita Nerea Belmonte.
«Sí, sin duda es mi referente. Es una persona capaz de decir hoy una cosa y defender al día siguiente la contraria», señala María Gómez, quien ya se ha puesto en contacto con la ex podemita para pedirle consejo.
Belmonte le habría trasladado la necesidad de que cuente con asesores de su máxima confianza y le ha recomendado a un tal Miguel Ángel Redondo, que está libre.
También le ha comentado que puede apuntarse a clases de pintura por si en algún pleno tiene que mostrar alguna obra de arte, como el «Marianito» que lució ella en la última sesión plenaria de Alicante.
El estilismo está resuelto porque eso, sí o sí, es cosa de su alter ego (más ego que alter), la experta en moda, comunicadora, empresaria y formada en la historia de nuestros clásicos de cuyo nombre no queremos acordamos.
Otro de los requisitos ineludibles es saber poner cara de asco, algo que Gómez ya tiene más que controlado. «Me sobra con recordar a los babosos que me llamaban guapa en Rusia y me daban besos mientras yo informaba en directo de lo buenorros que están los futbolistas de la selección de Marruecos».
Cabe precisar que María Gómez ha pedido disculpas en una carta por haber contribuido a la cosificación de los jugadores marroquíes, mientras que Belmonte no ha hecho lo propio con Rajoy, sobre el que insinuó que sería el padre del hijo que dibujó como si fuera una niña de cinco años.
Aquí puedes ver la intervención de la ínclita. Y luego, ya si eso, valorar si es normal que se queje por no tener un sueldo público. Aunque, ojo, que cobra por esto: