El alcalde de Alicante, el angelfranquista Gabriel Echávarri, ha prohibido a la ONG Oxfam que realice orgías con prostitutas en la Explanada de España para «no perjudicar al turismo».
El veto del primer edil a esta organización, que se ha visto envuelta en numerosos casos de escándalos y abusos sexuales por parte de algunos de sus miembros y directivos, se produce un día después de anunciar que a partir de abril las ONG no podrán montar sus puestos en el emblemático paseo alicantino.
Esta decisión, según han revelado a Viscalacant fuentes con chorro alto, excluirá única y curiosamente a una ONG. Se trata de «La Liga de la Educación y la Cultura Popular», entidad que ha recibido en los últimos seis meses del Ayuntamiento de Alicante dos contratos por un importe de más de 400.000 euros y que está presidida en la ciudad por Agustín Jiménez.
Agustín Jiménez pero no el humorista, sino el ex diputado del PSOE por Alicante, que es de la cuerda del ex senador Ángel Franco, quien a su vez, como es bien sabido, es la mano que mece la cuna del futuro ex alcalde.
Esta ONG estará autorizada a montar puestos para recaudar fondos e incluso a realizar «performances» masónicas para asustar a niños y mayores con sus inquietantes atuendos y la imaginería propia de las logias.
Aunque sin permiso para hacer orgías con prostitutas, también podrán continuar en la Explanada los puestos de los hippies, los manteros, los hacedores de pompas de jabón gigantes, los caricaturistas, las gitanas que te ofrecen pagarles por rosas a cambio de no echarte un mal de ojo, los vendedores de globos infantiles de helio, los traficantes de palos de regaliz y los clanes de la tercera edad «okupas» de las sillas del paseo.
La ética y la estética de Echávarri
La decisión municipal de impedir a Oxfam las orgías con prostitutas y al resto de ONG que sigan montando sus puestos en la Explanada se ha justificado por un informe sobre turistas y cruceristas que aconseja «mejorar la imagen de la primera línea de la ciudad».
Se estima que entre un 70 y un 85% de los turistas y cruceristas que recibe Alicante se pasean por esa primera línea con camiseta de tirantes, pantalones cortos, riñoneras, sandalias y calcetines, una imagen que daña a la ciudad y la vista de la inmensa mayoría de los alicantinos, sin que el primer edil haya dicho esta boca es mía.
Es de esperar que estos guiris tan horteras que afean la imagen de la primera línea de la ciudad sean redirigidos a zonas menos turísticas, donde podrán colaborar con las nobles causas de las ONG escondidas por un alcalde que brilla siempre por la ética y la estética de sus decisiones.