Es un hecho contrastado e irrefutable. Desde que el coronavirus obligó al Gobierno a declarar el estado de alarma, en Alicante llueve más. Bastante más de lo habitual. Pero, ¿por qué?
La explicación es sencilla. El confinamiento del piloto de la avioneta antinubes está favoreciendo que durante estas semanas se produzcan precipitaciones y tormentas en una provincia que acusa años de dura sequía y que, a este paso, competirá en verde con Asturias. De hecho a partir del próximo lunes se podrán ver muchas vacas y cerdos por las calles.
Este fin de semana se vuelven a anunciar chubascos en cualquier momento del día, según la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), que ante la abundancia de días lluviosos ha tenido que retirar de los mapas la pegatina del sol que tenía fijada en Alicante por costumbre.
La citada agencia ha admitido que «no son muy frecuentes estas intensidades en primavera», lo que viene a corroborar que la ausencia en el cielo de la avioneta antilluvia es la clave de todo.
Aunque el hombre intentó realizar su trabajo con un dron, la capacidad del depósito del mismo no fue suficiente para abortar las precipitaciones.
El verano pasado, tras un fuerte aguacero caído en pleno mes de agosto, el citado piloto ya pidió disculpas por haberse dormido y haber propiciado así el mal día que dejó sin playa a miles de bañistas.
Pese a estos días húmedos, la AEMET anuncia para el próximo lunes la vuelta del anticiclón, eufemismo dado al hecho de que ese mismo día, gracias a la entrada en vigor de la fase 1 de la desescalada en toda la provincia de Alicante, el piloto podrá volver a surcar los cielos para disipar los posibles nubarrones con su mezcla de yoduro de cloro, dióxido de plomo y diatomita.
Ante la grave crisis económica en que nos hallamos debido al confinamiento, el turismo necesita remontar el vuelo, nunca mejor dicho, por lo que se precisan días soleados y luminosos para atraer visitantes.
Y para ello, como en tantas otras ocasiones, las instituciones locales y autonómicas no escatimarán gastos y levantarán el ERTE en el que se encuentra desde el inicio de la pandemia el piloto de la avioneta antinubes, para que así pueda hacer su magia y volvamos a ver, entre otras cosas, a los conductores paralizados cuando caigan cuatro gotas.