El tripartito cree tener la solución definitiva para acabar con la polémica en torno a la Cruz de los Caídos de Alicante situada en la Plaza de Calvo Sotelo, tras los vaivenes del vicealcalde y concejal de Urbanismo, Miguel Ángel Pavón, sobre su inclusión o exclusión del Catálogo de Protecciones.
El gobierno municipal propone ahora invertir literalmente el monumento, de modo que las tres «patas» sobre las que se sustenta queden en lo alto, mirando al cielo, «en un homenaje a los tres partidos de izquierda que estamos cambiando la imagen de Alicante».
La Cruz de los Caídos de Alicante hundiría su stipes (palo vertical) en el suelo para asegurar el equilibrio de la figura que quedaría reforzado con el patibulum a ras del pavimento, como puede verse en la recreación de la imagen que encabeza esta noticia.
De este modo, apuntan desde el Ayuntamiento, el monumento perdería su simbolismo religioso y se borraría de un plumazo la controversia sobre su connotación franquista, pese a que el exalcalde José Luis Lassaletta modificó la inscripción original de la Cruz de los Caídos por «1936-1940, A todos los hombres y mujeres que murieron en defensa de sus ideales».
Las reacciones a la propuesta no se han hecho esperar, tanto por parte de los políticos de la oposición como de algunas instituciones y colectivos vecinales.
El portavoz del grupo municipal del PP, Luis Barcala, ha calificado la idea de «otra desfachatez más del tripartito» y cree que sólo pretende «enaltecer su gestión cuando no han hecho absolutamente nada por esta ciudad en estos dos años de mandato».
Yaneth Giraldo, la dirigente de Ciudadanos Alicante, considera «una barbaridad» que el tripartito se quiera autohomenajear a sí mismo «desvirtuando el sentido de un monumento que lleva tantos años en la ciudad, según me han dicho, porque yo aquí llevo cuatro días como quien dice».
Los ediles tránsfugas, Nerea Belmonte y Fernando Sepulcre, han dicho que si se amplían a cinco las patas «entonces vale».
El Obispado de Orihuela-Alicante ha enviado un comunicado a los medios mostrando su «gran alarma y estupor» ante lo que tachan de «profanación» de un símbolo religioso.
«Invertir una cruz es un rito satánico«, añade la nota, que pide a los católicos hacer guardia junto al monumento, como ha ocurrido en Callosa de Segura, para «evitar que los herejes rojos acometan la anunciada acción».
Natxo Bellido, el más ilustrado de los tres representantes del tripartito (sabe idiomas), ha contestado a las acusaciones de la diócesis explicando que una cruz invertida «sólo es satánica si tiene una imagen de Cristo de cabeza».
«En este caso no es así, por lo que estaríamos invocando la cruz de San Pedro, que simboliza la forma en que murió este apóstol, quien pidió a los romanos que le capturaron ser crucificado al revés, cabeza abajo, por no verse digno de morir como Jesucristo», explica el líder de Compromís en Alicante.
La cruz invertida es en realidad, por tanto, «un símbolo de humildad, justo lo que queremos representar nosotros», sentenció el portavoz del gobierno municipal.