Los mazaos dan una sudorosa bienvenida a los gordos en los gimnasios

gordos en los gimnasios

Saben que la relación va a ser breve, pero educación que no falte. Los mazaos de los gimnasios están dando estos días una calurosa y sudorosa bienvenida a los gordos que acuden por primera vez a estos centros con el objetivo de ponerse en forma y quitarse los kilos de más ganados en las fiestas navideñas o a pulso durante el resto del año.

Los musculosos usuarios reciben con condescendencia a los temporeros del gym, esas personas que irán religiosamente a diario durante dos o tres semanas y que luego abandonarán para no volver nunca.

Enero es el mes del año en el que los mazaos y las buenorras del gym mejor se sienten. Por comparación con los nuevos y porque les gusta ser admirados por esos endebles seres sebosos.

Febrero, en cambio, es un mes endogámico, donde vuelven a verse los mismos bíceps y glúteos perfectos de siempre. Ya no pueden ni hacer apuestas sobre cuántos días aguantará cada fofo.

Un gordo en un gimnasio
Definición gráfica de la cuesta de enero

Los cuerpos hercúleos deberán esperar hasta mayo o junio, cuando una nueva hornada de hombres y mujeres grasientos visitarán su territorio a las órdenes de la dictadura de la «operación bikini«.

Serán días de atracones de fitness, crossfit, bodypump y demás ejercicios generadores de agujetas letales para esos ingenuos y rollizos mortales, que se creen que esculpirán sus siluetas en unas cuantas sesiones cuando, a lo sumo, acabarán luciendo durante el verano carnes colgantes y estriadas en la playa y la piscina.

En septiembre y octubre, con la vuelta al trabajo y la bajada de las temperaturas, los miembros de la secta del gym volverán a sudar solos hasta que en enero vuelva a comenzar el ciclo de la vida y se vea de nuevo a más gordos en los gimnasios por obra y gracia del exceso de turrones y polvorones.

Lo mejor que se llevan del gimnasio los usuarios de máximo un mes es poder saludar luego en público a alguno de los dioses y diosas que han tenido ocasión de conocer allí, despertando de esta manera la envidia de sus rechonchas amistades, que igual hasta se animan a apuntarse para formar parte de tan selecto club.

Gordos gimnasios
Tanto gimnasio para qué, si la belleza está en el interior

Otro día hablaremos de los runners.

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