El Instituto de la Mujer y para la Igualdad de Oportunidades, organismo autónomo dependiente del Ministerio de Igualdad, ha remitido una carta a la Organización Nacional de Ciegos Españoles en la que le solicita cursar orden a sus vendedores para que eviten usar los motes asociados popularmente, sobre todo en las provincias de Alicante, Murcia y Almería, a algunos números.
La misiva, firmada por Beatriz Gimeno, se ha enviado a raíz de unas quejas recibidas en el Observatorio de la Imagen de las Mujeres por el cariz ‘claramente machista y racista‘ de algunos apodos de números voceados por los vendedores de la ONCE para promocionar las terminaciones de sus cupones.
Adjuntando la imagen del popular cuadro «Tiempo atrás, el pueblo alicantino dio nombre a los números», la carta pide cambiar los siguientes cinco números:
- 41. El Negre
- 48. La Negra
- 80. La Llavandera
- 83. La Dama i el Xiquet
- 88. Les Mamelles
La carta señala que el mantenimiento y difusión de esos nombres o motes de números «contribuye a fortalecer los estereotipos de género, al asociar a la mujer con las tareas del hogar y el cuidado de los niños (números 80 y 83), además de cosificarla (88)».
Aunque en el cuadro no aparece, agrega, «está muy arraigado» denominar al número 15 como La Niña Bonita«, otro nombre que consideran que debería erradicarse por los motivos antes citados.
Por otro lado, añade, se incurre en «actitudes racistas al perpetuar en los números 41 y 48 la alusión a las personas afroamericanas o de tez oscura como El Negro y La Negra».
Por esos motivos, explica Beatriz Gimeno, solicitan el cambio de esas nomenclaturas por otras inocuas y más acordes a los tiempos que corren. «Con ello pueden contribuir a avanzar hacia una sociedad mucho más igualitaria para mujeres y hombres, lejos de roles estereotipados y discriminatorios», concluye el escrito.
Viscalacant se ha puesto en contacto con los responsables de la ONCE en Alicante para conocer su reacción y se han limitado a señalar que «eso hay que mirarlo bien» antes de tomar ninguna decisión, ya que, aseguran, «no vemos que realmente tenga esas connotaciones que apuntan, se trata de una tradición y sería muy difícil de cambiar».