A problemas urgentes causados por gente desconsiderada, medidas contundentes. El Ayuntamiento de Alicante acaba de anunciar a través de un bando del alcalde, el segundo en apenas 12 horas, que se está procediendo a esconder cepos de caza bajo la arena de las playas de su término municipal.
Esta medida busca disuadir a los cientos de turistas, sobre todo madrileños, que están tomándose la cuarentena por el coronavirus como unas vacaciones y han aprovechado para viajar hasta sus segundas residencias en la provincia, poniendo en riesgo así a la población.
De esta forma toda persona que intente siquiera pasear por la playa de San Juan, Albufereta, Postiguet, Urbanova y Tabarca, o las zonas de baño de Cabo Huertas, se arriesga a quedar con un pie atrapado o incluso amputado.
En el caso de la playa de San Gabriel se ha optado por no poner los cepos, ya que el baño en la misma es casi más nocivo y peligroso por la contaminación de sus aguas que ser portador del coronavirus.
Las personas que resulten «cazadas» por el cepo y den positivo en coronavirus serán deportadas a sus lugares de origen, siempre y cuando el Estado de Alarma Diferida de Pedro Sánchez permita su traslado.
Por otro lado, y habida cuenta del estupendo día soleado con el que se ha amanecido en Alicante, que invita a todo menos a quedarse responsablemente en casa, el alcalde Luis Barcala se ha puesto en contacto con el piloto de la avioneta antilluvia de la ciudad para preguntarle si se puede provocar el efecto contrario y que caigan chuzos de punta.
Eso obligaría a la ciudadanía a quedarse bajo techo y, al mismo tiempo, serviría para reducir la densidad de clientela registrada en los últimos días en los Mercadonas, donde como todo el mundo sabe es altamente peligroso permanecer durante las tormentas.
La siguiente imagen es real y de esta misma mañana: