
Las actuaciones de las tunas universitarias serán consideradas escraches si cantan más de una vez el «Clavelitos» durante la ronda a una misma persona.
Así lo recoge un decreto ley aprobado hoy contra este peligroso método de acoso y persecución, una normativa que ha sido recibida por los tunos cantando y llorando, ay, ay, ay, ayyyyy.
De ahora en adelante, estos colectivos de estudiantes, la mayoría repetidores de muchos cursos a juzgar por su edad, serán sancionados con multas que pueden llegar hasta los 3.000 euros en el caso de que la «víctima» de sus cánticos afirme sentirse «intimidada o acosada».
No son pocos los políticos españoles que han sufrido en sus propias carnes las acciones de estos individuos armados con laúd y bandurria, entre otros instrumentos, y que acostumbran a actuar bajo los efectos del alcohol.

Solamente el líder de Podemos, Pablo Iglesias, ha defendido al gremio tunante al asegurar que sus serenatas son «jarabe musical», parafraseándose a sí mismo con su ya famosa definición de los escraches como «jarabe democrático de los de abajo»:
Aquí le tenemos en otro vídeo a él mismo tomando en Barcelona una buena dosis de tan reconfortante y popular medicina. A juzgar por su paso doble (para salir de allí cuanto antes) quién diría que es defensor de los escraches:
Por contra, los detractores de los tunos, entre los que se encuentran gente de bien y de altísimo nivel intelectual como la perteneciente al partido de cromañones España 2000 antes de Cristo, consideran que estos grupos estudiantiles «son un vestigio de la España de charanga y pandereta, una herencia del heteropatriarcado y de la derecha más rancia».
«Eso de que vayan y se pongan bajo el balcón de tu casa a cantarte las 40 no está nada bien, es muy feo», afirma El Cojo de Cerebro, líder valenciano de esta formación extraparlamentaria y ultraderechista, que aboga más por el «jarabe de palo», como se pudo ver el 9 de Octubre en Valencia.
Familiares del recordado Manolo Escobar han anunciado acciones legales contra los fascistas que se apropien de la letra de su pasodoble «Que Viva España» para llevar a cabo acosos -que no escraches- como el sufrido por la líder de Compromís Mónica Oltra.
