Decenas de camellos en el paro y cientos de fumetas y cocainómanos con el síndrome de abstinencia. Estas son las consecuencias del último reto viral de los narcotraficantes, consistente en abandonar fardos de droga en las playas.
Alicante ha tenido el dudoso honor de ser la cuna de este peculiar «challenge» al que se han enganchado los traficantes de estupefacientes.
A lo largo de este verano han sido ya varios los bultos de contrabando hallados en las orillas de las playas de la provincia.
Imitando la filosofía de la ya residual moda del bookcrossing (dejar libros en lugares públicos para que los recojan otros lectores, que después harán lo mismo), los fardos del denominado Narco Challenge son acompañados de un cartel que reza: «Coge lo que necesites, deja lo que no».
Fuentes policiales sospechan que el objetivo de este reto viral podría ser el de incrementar el número de drogodependientes.
«La gente está cada día más enganchada al móvil y las drogas están viendo peligrar su posición dominante en el mundo de las adicciones», explican las citadas fuentes.
El desafío viral se ha ido extendiendo hasta el punto de que algunas mulas (portadores humanos de sustancias ilegales) se han grabado expulsando y dejando a flote en piscinas públicas y privadas las bolas de droga que transportaban en el ano.
Algunos jóvenes que contemplaron estas escenas en los vídeos subidos a Youtube por las propias mulas creyeron que en realidad estaban defecando, lo que incomprensiblemente les pareció algo gracioso y ha originado, por efecto mimético, el otro escatológico reto viral de este verano: cagar en las piscinas.
Gracias a estos desafíos en las redes sociales, sumados a la ancestral falta de limpieza en la ciudad, a la frecuente visita de los estorninos, a la lluvia de barro y a los efectos del pulgón de la jacaranda, Alicante puede presumir, por decirlo de algún modo, de ser una de las pocas ciudades del primer mundo donde hay mierda por tierra, mar y aire.