El constructor Enrique Ortiz, quien junto al presidente del Hércules CF Juan Carlos Ramírez, ha comprado el club alicantino por 508.150 euros, estrenará esta tarde en el derbi copero contra el Elche CF el mote de Polla Saciada.
Ambos empresarios han sido los únicos que han presentado una oferta a la subasta del 88% de las acciones de la entidad por parte del Instituto Valenciano de Finanzas.
Lo han hecho a través de la sociedad Kuntajara S. L. U. de Ramírez, que tras quedar desierta la primera subasta se ha adjudicado la segunda por cuatro euros más del precio de salida. Ese plus lo tenían suelto por ser el cambio en monedas de un paquete de puros.
Mola mucho, por cierto, que la firma contenga la palabra «unta», del verbo untar, que Ortiz sabe conjugar a la perfección, sobre todo en primera persona.
Tras la pertinente burocracia, el financiador ilegal confeso del PP y el ex directivo franjiverde, tanto fuma, fuma tanto, se convertirán en los nuevos máximos accionistas del Hércules.
En castellano: los putos amos. En realidad: el puto amo, que ya sabemos en esa relación quién es la polla y quién el condón.
Porque desde ahora la Polla Insaciable, mote con el que hace una década se autodenominaba Ortiz a sí mismo por su voracidad empresarial, en lo referente al fútbol de esta ciudad (y bastante más que eso) es la Polla Saciada.
El próximo jueves 27 se le otorgará la escritura pública de venta del crédito y las acciones del club. Satirizando la frase final de los artículos de Luis Prats: «Queda una semana menos para que Ortiz sea el dueño y señor del Hércules».
Y lo va a ser pese a los cantos de sirena electorales de un Gabriel Echávarri cuya palabra a día de hoy vale lo mismo que el humo. Humo de puro en lo que se refiere a sus pretendidas ideas de futuro para el club de sus amores.
Eso sí, el alcalde más herculano de la historia podrá seguir tuiteando sobre altas, bajas y rendimientos deportivos, como si fuera Portillo; visitando las obras de resiembra del césped del Rico Pérez, como si fuera un jubilado; y mostrando bufandas antielcheras, como si fuera un ultra.
Mientras tanto, Enrique Ortiz Selfa, propietario del 60% del suelo urbanizable de Alicante, demuestra que otros pueden prometer, pero lo que es meter, en esta ciudad sólo mete él. La polla.